Si bien, cualquier complicación durante el embarazo es preocupante, se puede tomar el control de la diabetes gestacional a través de una alimentación saludable, ejercicio y sólo si es necesario con medicamentos.
La diabetes gestacional es una patología que ha aumentado en el tiempo. Los cambios en el estilo de vida de la sociedad moderna han derivado en que algunas mujeres tengan sobrepeso al embarazarse, sean sedentarias o posterguen la maternidad hasta pasados los 35 años, lo que ha influido directamente.
A diferencia de otras diabetes, la diabetes gestacional por definición es la que se detecta por primera vez durante el embarazo, es decir, la paciente no tiene antecedentes previos de diabetes mellitus. Y si bien su diagnóstico puede ser en cualquier momento, lo más común es que esta patología se inicie después del quinto mes de gestación. "Lo que sucede es que las hormonas que favorecen los aumentos de la glicemia en la mamá, no son equilibradas en su acción con las cantidades adecuadas de insulina que genera. Este es el momento en que debe ser efectuado el diagnóstico, ya que en caso de existir diabetes gestacional, se requerirá de un tratamiento", indican los médicos de Clínica Las Condes.
¿Quiénes deben efectuarse el examen?
La norma actual establece que todas las embarazadas se deben hacer una evaluación para descartar diabetes gestacional. Al inicio del embarazo, tendrán que hacerse una glicemia de ayuno y al sexto mes de gestación, una glicemia con sobrecarga de glucosa. Si existen condiciones de mayor riesgo, este último debe realizarse antes.
¿Qué hacer frente a un diagnóstico de diabetes gestacional?
Esta enfermedad es una condición tratable y en su control es fundamental informar a la paciente porqué es necesario tratarla y cuáles son los riesgos que puede correr. Luego del parto, lo más común es que los niveles de azúcar se normalicen rápidamente y que no sea necesario efectuar una dieta especial. "Si se diagnóstica diabetes gestacional, la paciente deberá seguir un régimen en el que se calculen las calorías a consumir de acuerdo a su peso ideal, con una distribución balanceada de lípidos, proteínas e hidratos de carbono. No se deben eliminar los hidratos de carbono, sino consumirlos en la medida adecuada".
La dieta
En la atención de estas pacientes es recomendable la participación de un médico diabetólogo o nutriólogo. La dieta diaria se distribuirá, por lo general, en tres comidas más dos colaciones sin períodos de ayuno prolongados. El objetivo es tener glicemias dentro de los rangos normales en los diferentes momentos del día. Además, la paciente deberá realizarse autocontroles de glicemia una o dos horas después de algunas ingestas, según sea el caso.
Si bien el hemoglucotest (pinchazo en el dedo) es fácil de realizar, la muestra para la glicemia también se puede tomar en el laboratorio. Si el resultado es menor a 140 ó 120 mg/dl (a la hora o a las dos horas de comer) quiere decir que el tratamiento está funcionando. En este caso se mantiene el régimen hasta el final del embarazo. Por el contrario, si los valores de la glicemia son inadecuados a pesar de que la embarazada está cumpliendo cada una de las instrucciones y el régimen a seguir, se deberá utilizar insulina para un mejor control de la enfermedad o hipoglicemiantes orales (metformina). Además, la paciente se mantendrá bajo una observación más acuciosa.
La mujer con diabetes gestacional, como muchas otras embarazadas que no tienen contraindicación médica para hacer actividad física, debieran tener un plan de ejercicios que las ayude a tener un mejor control metabólico.
¿Tiene riesgos?
La diabetes gestacional no es una condición preocupante en la medida que se controle adecuadamente. De no seguir las indicaciones en forma permanente, las madres estarán expuestas a sobrepeso, obesidad, riesgo de preeclampsia, infecciones periparto, posibilidad de partos quirúrgicos (por fetos grandes) y de hemorragia post parto. Un mal control metabólico de la enfermedad determinará mayor riesgo para el bebé, en términos de favorecer un crecimiento excesivo de éste, riesgos de morbilidad perinatal e inmadurez funcional pulmonar. Los fetos expuestos a hiperglicemias repetidas responden con hiperinsulinismo fetal por lo que, una vez nacido, en neonatología debe vigilarse su metabolismo y que no se produzca hipoglicemia u otras alteraciones metabólicas en los primeros días de vida. En conclusión, la enfermedad puede afectar tanto a la madre como a su hijo.
Después del parto ¿diabética?
La respuesta es no. La posibilidad de tener una diabetes mellitus postparto es muy baja. A los dos meses del nacimiento, a las madres se les realiza un test de tolerancia a la glucosa y de resistencia a la insulina para despejar cualquier duda.
Factores de riesgo:
- Sobrepeso
- Obesidad
- Resistencia a la insulina.
- Historia familiar de diabetes mellitus
- Mala historia obstétrica previa: pérdidas recurrentes, mortinato, morbilidad neonatal, macrosomía fetal, polihidroamnios.
- Historia de anomalías congénitas.
- Embarazo actual: macrosomía fetal (feto grande), polihidroamnios, infecciones recurrentes (micóticas o urinarias).