La artrosis de cadera corresponde a un desgaste del cartílago de la articulación entre el fémur y la pelvis. El cartílago es una capa de un tejido más blando que el hueso que recubre la superficie de la articulación. Al desgastarse, se produce roce y luego deformación de los extremos óseos. Esto ocasiona dolor y luego limitación de la movilidad.
Las causas de la artrosis de cadera son variadas, pero lo más frecuente es que exista una alteración de la forma de la articulación de la cadera y que ésta produzca alteraciones mecánicas que lleva al desgaste prematuro del cartílago.
Las causas más frecuentes son:
- Las secuelas de displasia congénita de cadera.
- Otras secuelas de alteraciones del desarrollo durante la infancia como la enfermedad de Perthes.
- Artritis reumatoidea.
- Pellizcamiento entre el fémur y el acetábulo.
También muchas veces la artrosis se presenta sin causa conocida, lo que se denomina artrosis primaria de la cadera.
Prótesis total de cadera
Frente a un paciente con artrosis de cadera, se debe estudiar el caso para determinar cuál es la causa de esta afección y muy importante definir el grado de avance de esta enfermedad.
Si ya el grado de avance es mayor y se ha agregado rigidez dolorosa y el daño del cartílago es considerable, la única solución es un reemplazo articular debiendo efectuarse una prótesis total de cadera.
Las prótesis de cadera se comenzaron a colocar a fines de la década de los 60, constituyéndose como la más revolucionaria cirugía ortopédica del siglo XX, dados sus buenos resultados y el hecho de permitir una marcha indolora a muchos pacientes incapacitados por la artrosis.
En el último tiempo se han desarrollado nuevas técnicas y materiales que permiten una mejor fijación de la prótesis al hueso y también una mayor duración, por tener una mayor resistencia al desgaste.
Dependiendo de la edad del paciente y de sus condiciones generales será el tipo de prótesis a utilizar. En pacientes mayores, lo más común es utilizar una prótesis híbrida, donde se usa un componente cementado en el fémur y uno de titanio en la pelvis. Si el paciente es muy mayor o no tiene el hueso en buenas condiciones, se usa una prótesis cementada.
Cirugía mínimamente invasiva
Con instrumental especial y nuevas técnicas de cirugía, es posible colocar las prótesis a través de una incisión mucho más pequeña. Esto permite un menor sangramiento, una recuperación mucho más rápida y menor daño de la musculatura.
Esta nueva técnica, junto con un adecuado programa de recuperación, logra una marcha normal y el reintegro a las actividades mucho más precoz.
Todos estos nuevos materiales y técnicas están disponibles en nuestro país. Lo importante es que su médico elija la técnica y el tipo de prótesis más adecuados para cada paciente.
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