Dermatitis

La dermatitis de contacto es la más común y produce una inflamación de la piel causada por el contacto directo con una sustancia que provoca reacción alérgica o irritante).

Está asociada al contacto con:

• Plantas como la hiedra y la encina, entre otras.
• Níquel y otros metales
• Medicamentos antibióticos, especialmente los aplicados a la superficie de la piel (tópicos)
• Anestésicos tópicos
• Caucho o látex
• Cosméticos, Fragancias, perfumes
• Telas y ropa
• Detergentes
• Disolventes, otras sustancias y químicos
• Adhesivos

El tratamiento de la dermatitis de contacto comienza por un lavado cuidadoso con abundante agua para retirar cualquier rastro de irritante que pueda haber quedado en la piel. Consulte a su médico y siga las recomendaciones: evite las exposiciones futuras a los irritantes y utilice algunas cremas o ungüentos para la piel que pueden reducir la inflamación. En caso de que la irritación sea severa, con pérdida de piel, puede requerir una curación en un centro hospitalario.

Deshidratación

Puede ser provocada por múltiples causas, como mucho calor, ejercicio físico, diarrea, etc. Por eso, lo importante es saber cómo prevenirla y tratarla a tiempo.

La deshidratación puede ser leve, moderada o grave. En el primer de los casos, lo importante es asegurar la ingesta de agua con sales de rehidratación, en pequeñas porciones (cucharadas o sorbos) y frecuentemente. Las sales de hidratación son la única forma de tratar a un niño en la casa. Tienen electrolitos y si se les da esta solución helada con un poco de sucralosa (no con azúcar), es muy probable que sea bien tolerada. En los otros casos, moderados o severos, se debe acudir al servicio de urgencia para estabilizar al paciente por medio de la administración endovenosa de volumen y, además, estudiar la causa de la deshidratación.