Dislocación de articulaciones

Una dislocación o luxación es una lesión en la que los extremos de los huesos se ven forzados a abandonar su posición normal.

La causa suele ser un traumatismo provocado por una caída o un accidente.
Un accidente automovilístico, uno producto de deportes de contacto o de alta velocidad, una caída, entre otras, son las causas más frecuentes de las luxaciones en hombros, tobillos, cadera, codos y la mandíbula. Esta lesión puede deformar e inmovilizar temporalmente la articulación y generalmente los síntomas son un súbito y severo dolor e hinchazón con la articulación, a simple vista, fuera de lugar. Hay que tener en cuenta que una dislocación requiere de una pronta atención médica para regresar el hueso a su posición correcta.

¿QUÉ HACER?

• Recurra lo antes posible a un servicio de urgencia, sin mover la zona afectada hasta que reciba asistencia, se la entablillen y fijen en la posición adecuada. De lo contrario, puede dañar la articulación y los músculos circundantes, los ligamentos, los nervios o los vasos sanguíneos.
• Ponga hielo sobre la articulación lesionada. Esto puede ayudar a reducir la inflamación, controlar la hemorragia interna y la acumulación de fluidos.

Dolor de cabeza

Aunque comunes, siempre es bueno determinar las causas y si hay un riesgo asociado, especialmente si cambian sus características.

Las cefaleas pueden ser primarias, donde no existe compromiso anatómico dentro ni fuera de la cabeza –entre ellas las más comunes son las de tipo tensional y la migraña–, o secundarias a otras condiciones o enfermedades, las que pueden ser transitorias y benignas o muy serias, y que requieren diagnóstico y resolución oportuna.

SIGNOS DE ALERTA

• Fiebre.
• Vómitos (salvo que la persona sufra en forma habitual síntomas jaquecosos).
• Síntomas neurológicos, como adormecimiento de un brazo, disminución de la fuerza, desequilibrio o visión doble.
• Trastornos de conciencia (somnolencia, desatención, desorientación), que a veces se manifiestan con cambios sutiles.
• Cefaleas explosivas.
• Cefaleas que empeoran con el esfuerzo.
• Agravamiento progresivo.

¿Qué hacer?

• Recostarse en una habitación oscura y silenciosa.
• Tomar el fármaco indicado por el especialista, ojalá al comienzo del dolor de cabeza, para intentar abortar la crisis. Los medicamentos nunca son inocuos. No se automedique.
• Estar atentos a si aparecen síntomas asociados diferentes a los habituales.