• Sangrado o dolor severo en la cara o la cabeza.
• Sangrado o pérdida de líquido por la nariz u oídos.
• Cambio en el nivel de conciencia durante más de unos pocos segundos.
• Aparición de un color azul o negro bajo los ojos o detrás de las orejas.
• Cese de la respiración. Confusión, dificultad para hablar y pérdida de equilibrio.
• Debilidad o incapacidad para usar un brazo o una pierna.
• Tamaño desigual de las pupilas.
• Convulsiones.
• Cualquiera de los signos o síntomas anteriormente mencionados.
• Cambios de conducta, como irritabilidad, llanto persistente, mucho sueño, etc.
• Negarse a comer.
• Abultamiento en la mollera (guaguas).
• Dolor de cabeza constante.
• Mantenga a la persona inmóvil hasta que llegue ayuda médica. Lo ideal es acostarla, con la cabeza y los hombros ligeramente elevados.
• Evite moverle el cuello. Si la persona lleva casco, no se lo quite.
• Si hay sangrado, detenerlo. Aplique presión firme sobre la herida con una gasa estéril o un paño limpio, a no ser que sospeche una fractura de cráneo.
• Esté atento a los cambios en la respiración y el estado de alerta del paciente. Si no muestra signos de respiración, tos o movimiento inicie la RCP.
• Vómitos: por lo general son producto del llanto y angustia. Si persisten y van acompañados de otros síntomas (somnolencia, pérdida del conocimiento, etcétera), es importante acudir al servicio de urgencia.
• Somnolencia: producto de la tensión emocional, también es normal que el niño quiera dormir. Si lo hace inmediatamente después del golpe, o no despierta, también es importante consultar.
• Sangrado: si en lugar de un chichón el niño presenta un corte que sangra profusamente, siempre es conveniente acudir al centro asistencial.