• No hay evidencia de una lesión en la cabeza, pero sí hay un cambio permanente en el nivel de conciencia.
• Se queja de fuertes dolores en su cuello o espalda.
• No puede mover el cuello.
• Un trauma ha ejercido una fuerza importante en la espalda o cabeza.
• Se queja de debilidad, entumecimiento, parálisis o falta de control de sus extremidades, vejiga o intestinos.
• El cuello o la espalda está torcida o ubicada extrañamente.
• Mantenga a la persona inmóvil. Coloque toallas pesadas en ambos lados del cuello o sostenga la cabeza y el cuello para evitar cualquier movimiento.
• Si la persona no muestra signos de circulación (respiración, tos o movimiento) inicie la RCP, pero no incline la cabeza hacia atrás para abrir las vías respiratorias. Use sus dedos para agarrar suavemente la mandíbula y levántela hacia adelante.
• Si la persona no tiene pulso, comience las compresiones torácicas.
• Si la persona está usando casco, no lo quite.
• Si es absolutamente necesario voltear a la persona porque está vomitando o en peligro de sufrir más lesiones, debe hacerlo con ayuda. Con uno en la cabeza y el otro a un costado, hagan rodar a la persona siempre manteniendo la cabeza, el cuello y la espalda alineados.
• Las fracturas aisladas de la nariz no implican una pérdida importante de sangre y por lo general, la hemorragia para sola. Para que se detenga el sangramiento, ayuda apretar la nariz e inclinar la cabeza hacia abajo. No hacia atrás.
• Si la nariz no deja de sangrar en 30 minutos o la hemorragia es importante, podría ser una lesión mayor. En estos casos, hay que concurrir al servicio de urgencia para que los especialistas verifiquen la magnitud del problema.
• Aplicar hielo en la zona de manera oportuna es de gran ayuda para disminuir la inflamación.
• Existe un grupo de pacientes con los que hay que tener especial cuidado: personas con fallas de coagulación y niños menores de 15 años que no han terminado la osificación de los huesos nasales.