Los niños también pueden experimentar esas molestias, porque las vías respiratorias son más pequeñas que las de los adultos.
Para aliviar el problema es conveniente comer caramelos o masticar chicle, especialmente en el despegue y el aterrizaje, cuando la presión cambia abruptamente.
Se aconseja que las guaguas usen chupete o tomen jugo o leche en mamadera. Aunque las condiciones de presión no tienen mayores repercusiones en personas sanas, sí deben consultar antes del viaje aquellas con enfermedad pulmonar crónica, sinusitis o anemia, pues quienes sufren esta última enfermedad tienen problemas para transportar el oxígeno, efecto que aumenta en alturas mayores.
Cuando la presión disminuye también se genera hinchazón. Antes y durante el vuelo, por lo tanto, hay que evitar las comidas que estimulen la producción de gases, como las cebollas, el brócoli o el repollo.