Los filtros o protectores solares protegen la piel. Un buen factor, bien aplicado, ayuda a disminuir el fotoenvejecimiento (no el cronológico). Aplíquelo en forma ordenada, 30 minutos antes de salir de la casa y repita después de un baño prolongado, de hacer deporte (por la sudoración) y/o cada 3 horas. Elija un filtro solar confiable, recomendado por un médico, desde 15 FPS.
Use ropa adecuada. De algodón, trama gruesa, no sintética y ojalá de colores oscuros. Algunas prendas importadas, incluso trajes de baño, protegen contra la radiación. Use jockey o sombrero y anteojos con protección efectiva ante la radiación UV.
No se exponga al sol en el horario peak: entre las 11:00 y las 16:00 horas. Tenga presente que en la playa, la piscina o la nieve, no solo se expone a la irradiación directa, sino también a la reflexión y refracción de la luz solar.
La exposición brusca al sol es muy dañina. Los bronceados intensivos de fin de semana son muy peligrosos, pues aumentan el riesgo de melanoma (o tumor) maligno. Todos los aceleradores, con sustancias fotosensibilizantes para aumentar el tostado, no son recomendables.
Los menores de 6 meses no pueden utilizar fotoprotectores; deben ser protegidos con ropa, quitasoles y gorro. Los niños mayores deben usar FPS alto para tener protección cercana a 100%.
Quienes toman medicamentos deben consultar a su médico antes de exponerse al sol. Muchos fármacos (antihipertensivos, medicamentos para la diabetes, antibióticos, antiinflamatorios) aumentan el efecto del sol por ser fotosensibilizantes, por lo que se debe reforzar la protección.