Sus síntomas también dependerán de la velocidad de su ascenso y de qué tanto se esfuerce usted mismo.
Síntomas de mal de altura leve:
• Dificultad para dormir.
• Mareo o sensación de vértigo.
• Fatiga.
• Dolor de cabeza.
• Inapetencia.
• Náuseas o vómitos.
• Pulso rápido (frecuencia cardiaca).
• Dificultad respiratoria con esfuerzo.
Síntomas de mal de altura severo:
• Coloración azulada de la piel (cianosis).
• Rigidez o congestión pectoral.
• Confusión.
• Tos.
• Expectoración de sangre.
• Disminución del estado de conciencia o aislamiento de la interacción social.
• Tez pálida o grisácea.
• Incapacidad para caminar en línea recta o incapacidad absoluta para caminar.
• Dificultad respiratoria en reposo.
• El diagnóstico temprano es importante. El mal de altura es más fácil de tratar en las etapas iniciales.
El principal tratamiento para todas las formas del mal de altura es bajar o descender a una altitud menor tan rápido y seguro como sea posible. No se debe seguir ascendiendo si se presentan síntomas.
Administrar oxígeno extra si está disponible.
Las personas con mal de altura grave pueden necesitar hospitalización.
• Ascender la montaña gradualmente.
• Detenerse por uno o dos días a descansar, cuando se está por encima de 2.400 m.
• Dormir a una altitud más baja cuando sea posible.
• Aprender cómo reconocer los primeros síntomas del mal de altura.
• Si usted va a viajar por encima de los 3.000 m, llevar suficiente oxígeno para varios días.
• Tome mucho líquido.
• Evite el consumo de alcohol.
• Consuma comidas regulares ricas en carbohidratos.
• Evitar las grandes alturas si padece cardiopatía o neumopatía.