• Grite por ayuda.
• Saque lo antes posible al niño del agua.
• Si respira, póngalo de costado (posición de recuperación) y llame una ambulancia.
• Si no respira, inicie de inmediato la respiración boca a boca y masaje cardíaco.
• Pida a alguien que llame a rescate.
• No le quite o cambie la ropa, la baja temperatura es un aliado en estos casos.
• Nunca perder de vista a los niños ni dejarlos solos, aunque sea un instante. Estos accidentes ocurren en absoluto silencio y donde cada minuto cuenta, para bien o para mal.
• Toda piscina DEBE tener reja de mínimo 1,2 metros de alto y con una separación entre los barrotes de máximo 10 cm. La puerta debe ser una sola, con cerrado automático o con un seguro a prueba de niños. Hay otros tipos de protectores, como alarmas de puerta o piscina y cobertores completos, pero la Asociación Americana de Pediatría (AAP) no recomienda usarlos en vez de la reja.
• No hay que confiarse excesivamente en las clases de natación. Según la AAP, recién a partir de los 4 años los niños presentan las habilidades neuromusculares adecuadas para flotar, por lo que tomarles clases precozmente no acelera las capacidades de supervivencia. De hecho, pueden dar una falsa seguridad a los padres.
• El uso del chaleco salvavidas (no alitas) adecuado al peso y la edad del menor se recomienda siempre mientras los niños estén en el agua o practiquen deportes náuticos.
• Los niños deben mantener un adecuado comportamiento en las piscinas: evitar piqueros, saltos mortales o carreras alrededor y, en el caso de adolescentes y adultos, jamás beber alcohol si van a entrar al agua.