Bárbara Clavel fue paciente del Centro Clínico del Cáncer de CLC hasta 2008, año en que le dieron el alta del cáncer de mama que había tenido. Para ella, sin el apoyo que le dio la Unidad de Psicooncología, su recuperación habría sido distinta. “Si no hubiera hecho terapia, mi tratamiento habría sido terrible. Aprendí que la vida se vive día a día y que el cáncer es como una ruleta rusa: al que le toca le toca”, señala.
Agrega que este soporte fue su puntal, porque si bien contaba con su familia, a ellos no les mostraba su dolor y sufrimiento, “pero la psicóloga aguantaba todos mis miedos y angustias”.
“Lo que me dio la clínica fue esencial para vivir cómo estoy ahora. Ojala más personas se pudiesen atender en este centro, donde desde los médicos, incluyendo a las recepcionistas y todo el personal, son cariñosos y preocupados por los pacientes”, asevera.
Bárbara aprendió que con esta enfermedad hay que vivir el día a día. “Ya no pienso en mañana. Hoy estoy viva y agradezco eso”.
Voluntariado
A pesar de que Bárbara hoy vive en Estados Unidos, frecuentemente viaja a Chile a visitar a su familia y amigos. Además, aprovecha estas oportunidades para ejercer su trabajo como voluntaria del Centro Clínico del Cáncer, labor que realiza desde 2010. “Fui donde Verónica y le dije que quería ayudar a los pacientes que habían sufrido lo mismo que yo”, afirma. Fue así como se convirtió en parte de las personas que apoyan a los que pasan por los mismos tratamientos que ella tuvo. Les da amor, compañía y humor. “Yo solidarizo especialmente con las mujeres que tienen cáncer de mama. Les digo que se puede salir de esta enfermedad. Las acojo cuando se les comienza a caer el pelo, porque eso psicológicamente es muy fuerte”, asegura.