Diversas recomendaciones entregan los especialistas para asegurar un dormir tranquilo a los menores de un año. El síndrome de muerte súbita es la consulta más frecuente entre los padres primerizos.
En el menor de seis meses, y en especial entre el tercer y quinto mes de vida, se concentra el riesgo del llamado síndrome de muerte súbita, cuya causa precisa aún se desconoce, pero que como explica el pediatra de CLC Stefan Hosiasson, “distintos estudios apuntan a niños con una inmadurez de los receptores respiratorios de CO2. Esto se refleja en que si el niño respira en un ambiente de aire recirculado, no detecta la acumulación de este dióxido de carbono, y por ello, no responde con hiperventilación y, en cambio, cae progresivamente en un cese de la respiración”.
Estudios observacionales, primero, y luego de seguimiento demostraron que, según el especialista, con la sola medida de cambiar la posición de los niños menores de seis meses al dormir, de boca abajo a boca arriba, se lograba disminuir la incidencia de muerte súbita de 2 por mil a 0,6 por mil nacidos vivos. Basado en estos y otros estudios es que hoy se recomienda que durante los primeros seis meses los niños duerman boca arriba, con la cara destapada, y sin almohadas ni nada que pueda tapar la cara e impedir una respiración aireada. El colchón debe ser liso, se debe evitar el sobreabrigo, así como el tabaquismo materno.
Los monitores de apnea no se recomiendan, porque nunca han demostrado su utilidad en prevenir la muerte súbita y, aún más, pueden generar una angustia innecesaria, al presentar falsas alarmas con bastante frecuencia.
RECOMENDACIONES PARA TENER DULCES SUEÑOS:
•No es recomendable que durante estos primeros meses los niños duerman en la cama con los padres, pero sí que permanezcan en su cuna en la pieza de ellos hasta al menos los seis meses de edad.
•Posterior a esos primeros seis meses, se puede llevar al niño a su pieza para dormir, pero acompañarlo mientras se queda dormido leyendo libros o cantando canciones suaves, para que ellos se sientan más seguros y a la vez lograr estimular funciones que se desarrollaran posteriormente, como el habla y la lectura.
•La temperatura debe ser idealmente temperada, en torno a los 22 grados Celsius, y se debe evitar el exceso de ropa.
•El chupete se recomienda durante los primeros seis meses, debido a que existe alguna evidencia de su beneficio en ayudar a disminuir la incidencia por muerte súbita. Después de los seis meses se aconseja dejar sólo para dormir, y retirarlo en forma definitiva entre los 10 y 12 meses de vida, puesto que posteriormente se asocia con mayor incidencia de otitis media aguda.
•Después de los dos meses de vida, puede ser buena idea colgar móviles y poner música, con lo cual el bebé, que está desarrollando mejor sus habilidades corticales superiores y su capacidad cognitiva, pueda estimularse.
•Los ruidos ambientales deben, en general, mantenerse dentro de rangos normales, evitando los ruidos estridentes o de decibeles elevados. No se trata de caminar en puntillas, pero tampoco de pasar la aspiradora cuando está durmiendo.
•Desde el segundo mes de vida y, posteriormente, en forma progresiva, el niño empieza a distinguir entre el día y la noche, lo que determina un cambio del patrón fetal de sueño a un patrón más adulto, en que permanece cada vez más tiempo despierto en el día y, en cambio, duerme cada vez más de noche.