El antígeno prostático y el tacto rectal, en conjunto, pueden detectar un cáncer a la próstata en una etapa temprana, lo que es imprescindible para la posibilidad de curación.
Anualmente, en Chile mueren entre 1.200 y 1.300 hombres a causa de cáncer a la próstata, una enfermedad en que la detección precoz es clave para tener posibilidad de curación. Por ello, los especialistas recalcan en la importancia de realizarse periódicamente los exámenes preventivos, que consisten fundamentalmente en el antígeno prostático específico y el tacto rectal.
El antígeno prostático específico o PSA es una glucoproteína producida por las células de la próstata que se mide a través de un examen que determina su concentración en sangre. “Cuando la glándula de la próstata crece, los niveles de PSA en la sangre tienden a elevarse”, explica el urólogo de Clínica Las Condes, Christian Ramos. Con este simple procedimiento se hace posible diagnosticar tumores en etapas precoces y, por lo tanto, más curables. “Desde que se comenzó a usar, en la segunda mitad de la década de los 80, se ha producido un gran adelanto respecto del momento del diagnóstico del cáncer de próstata”, recalca el profesional, quien también insiste en que se trata de sólo una muestra de sangre, de costo asequible y buena aceptación por parte de los pacientes.
El tacto rectal, en cambio, consiste en la palpación de la superficie prostática con el fin de buscar nódulos o induraciones que sugieran la presencia de un cáncer. Entre las ventajas de ese último examen se cuenta que también permite detectar hiperplasia prostática, “una condición benigna también frecuente luego de los 50 años”. Entre sus pocas desventajas están la incomodidad momentánea del paciente y “la detección de tumores, cuando ya han alcanzado un volumen suficiente para ser palpables. Por ello, debe usarse en conjunto con el antígeno y no como método único”, sostiene.
El doctor Ramos recalca que con todos los problemas que el cáncer a la próstata puede acarrear, es de vital importancia diagnosticarlo en etapa precoz, es decir, localizado en la glándula.
Una vez detectado, existen dos formas de tratamiento con intención curativa: la radioterapia y la cirugía. La primera consiste en irradiar la próstata con el propósito de eliminar las células tumorales. La segunda puede realizarse por vía abierta utilizando el acceso abdominal o perineal, o por vía laparoscópica asistida por robot a través de pequeñas incisiones en el abdomen.
CENTRO DE ROBÓTICA EN CLC
El Centro de Robótica de Clínica Las Condes, además de ofrecer una herramienta de última generación, está enfocado en entregarles seguridad a los pacientes. La prostatectomía radical laparoscópica asistida por robot se usa en los casos en que las biopsias de la próstata han puesto en evidencia un tumor maligno. Se trata de un tipo de cirugía laparoscópica facilitada por el uso de una máquina que miniaturiza los movimientos naturales del cirujano y le permite una mayor visión y precisión.
La operación se desarrolla con anestesia general, y el abdomen es insuflado (laparoscopía) con gas para facilitar la disección. En este momento se acopla el robot al paciente, con la finalidad de comenzar el procedimiento y la próstata es extirpada en su totalidad, junto con las vesículas seminales y, dependiendo de las características del tumor, los ganglios linfáticos regionales.