Cada vez son más frecuentes las alergias y, entre ellas, las alimentarias. Una de las razones más invocadas es la teoría conocida como “de la higiene”, que plantea menos contacto con enfermedades infecciosas y mayor higiene ambiental, lo que de alguna manera “desvía” la respuesta inmune a una de tipo alérgica.
La vida actual, con sus prolijos hábitos de higiene, ha favorecido la erradicación de diversas enfermedades de la faz de la Tierra. Sin embargo, el hecho de vivir en estas condiciones de limpieza ha propiciado que las personas, especialmente los niños pequeños, presenten más reacciones de tipo alérgico ante los alimentos. Así lo explica la doctora Pamela Hernández, pediatra inmunóloga de Clínica Las Condes, quien señala que “existe una teoría llamada de la higiene, que plantea que la vida moderna hace que el sistema inmunológico se ‘desvíe’ hacia la respuesta tipo alergia. Ello, además de un componente de susceptibilidad genética, permite el desarrollo de alergias”.
Esta se produce porque, como explica la especialista, se genera una respuesta inflamatoria exagerada frente a algunos componentes de los alimentos que el niño recibe, provocando diversas reacciones, desde leves dolores abdominales o pequeñas ronchas, hasta situaciones graves que pueden comprometer la vida de la persona cuando, a raíz del alimento ingerido, se cierran las vías respiratorias o se produce una baja abrupta de la presión arterial con colapso en el sistema circulatorio. En general, los síntomas más frecuentes son los digestivos y cutáneos, en los que habitualmente está comprometida una respuesta celular, no de anticuerpos específicos.
¿CÓMO IDENTIFICAR AL CULPABLE?
Para lograr determinar cuál es el alimento que causa la alergia, se realizan diversos tests y exámenes.
En reacciones agudas, el mecanismo involucrado más probable es por anticuerpos específicos, por lo que son de utilidad su medición en sangre o los Prick tests. En reacciones retardadas, las más frecuentes pueden utilizarse tests de parche (orientadores) e idealmente el retiro y luego la provocación con el alimento sospechoso. En algunos casos, para confirmar la inflamación alérgica del intestino, se puede realizar endoscopía digestiva y tomar biopsias de las zonas que pudieran estar inflamadas para buscar células relacionadas con la alergia.
En todo caso, como explica la doctora Hernández, el tratamiento es siempre el mismo: “Evitar el alimento por un tiempo prolongado, incluso, en algunos casos, de por vida”. En algunos niños que tienen alergia a la proteína de leche de vaca, si el diagnóstico fue precoz, un gran porcentaje logra tolerancia al año.
OJO CON
La alergia alimentaria debe diferenciarse de la intolerancia a los alimentos. Esta última es una respuesta física anormal a un alimento o aditivo alimentario y no se debe a una respuesta del sistema inmune. Un ejemplo de ello son las personas con intolerancia a la lactosa de la leche, la cual es causada por la ausencia o disminución de una enzima que descompone el azúcar de la leche (lactosa).