Para muchos padres la hora del desayuno se vive con angustia y estrés, especialmente cuando hay niños pequeños que no quieren tomarse la leche. Conozca las causas de este problema y las recomendaciones para solucionarlo.
L a niñez es un período crucial para el desarrollo de los huesos pues en esa etapa se forma el 90% de la masa ósea que tendrá de adulto. En este proceso, el calcio es el protagonista ya que es un mineral determinante en la osificación del esqueleto. Si tenemos falta de calcio en los huesos se facilita la aparición de enfermedades como la osteoporosis en el futuro. Dentro de los alimentos disponibles, la leche es la que contiene mayor cantidad de calcio. Es por eso que los pediatras son tan enfáticos en recomendar su consumo en los primeros años de vida.
¿Qué ocurre?
La doctora Ximena Raimann, pediatra especialista en nutrición de Clínica Las Condes, explica que existen distintos motivos para que los niños no quieran tomar leche: “Puede ser simplemente maña o deberse a una intolerancia a la lactosa, que no es infrecuente después de los cinco años, y que puede provocar malestares cada vez que toman. En los casos en que se quejan de que no les gusta la leche, se puede probar con otro lácteo y ver si hay buena tolerancia, por ejemplo, con leche cultivada o yogur, que son equivalentes en aportes de proteínas y calcio. Si después de eso sigue habiendo una negación al lácteo, habría que ver si es una intolerancia real a la lactosa”.
La doctora Raimann aconseja consultar con un especialista para realizar un estudio del niño. En caso de que efectivamente se trate de una intolerancia a la lactosa (el azúcar natural de la leche), que puede provocar náuseas, dolor estomacal o hinchazón, se puede recurrir a los productos sin lactosa que se ofrece el mercado. Pero si, por el contrario, no se trata de una intolerancia a la lactosa, sino que de un rechazo a la leche por razones de gusto, la solución es buscar a un especialista que indique una dieta especial para reemplazar el calcio y las proteínas que aportan los lácteos. La doctora Raimann señala que “existen ‘leches’ vegetales fortificadas con calcio actualmente en el mercado, pero son escasas y de mayor costo, por lo que, muchas veces, se deben aportar pastillas de calcio, ya que cuesta llegar a los requerimientos de calcio con la alimentación habitual”.
¿QUÉ HACER?
1- Pruebe con otro lácteo como yogur, quesillo o queso.
2- Si no resulta el paso 1: Consultar con un especialista.
3- Si el niño rechaza cualquier tipo de lácteo, se recomienda realizar exámenes para ver si existe una intolerancia a la lactosa.
4- Probar con leche sin lactosa. Si eso no funciona, asesorarse con un especialista para iniciar una dieta con alimentos fortificados con calcio.
“El consumo de lácteos es muy importante durante la niñez, pues es una etapa de constante crecimiento en la cual se necesitan grandes cantidades de calcio. A pesar de que existen otros alimentos que contienen calcio, es muy difícil encontrarlo en las cantidades que se encuentran en los lácteos”. Doctora Ximena Raimann, pediatra nutrióloga CLC.