Siempre deberá procederse a la evaluación inicial de la fisura labial por los especialistas para descartar la presencia de otras malformaciones. Esta fisura es la que produce menos alteraciones funcionales, al comprometer solamente la musculatura del labio.
A partir de los tres meses de vida se recomienda la operación para cerrar el labio uni o bilateral y realizar una corrección nasal primaria. Luego del mes de operado, se debe evaluar el tipo de cicatrización.
Al crecer el niño se reevaluará el labio y nariz para determinar la necesidad de una corrección secundaria después de los cuatro años de edad.
Si la fisura de labio tiene comprometida la encía, el ortodoncista deberá evaluar las posibles anomalías de las piezas dentales cercanas a la zona de la fisura para, eventualmente, realizar un tratamiento con aparatos.
La presencia de una fisura de labio aislada no produce por sí sola problemas de audición ni de voz, sin embargo al crecer, y por razones socioculturales, el niño podría presentar deterioro de su autoestima si se sintiese diferente.