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Trasplante de meniscos: Un paso antes de la prótesis de rodilla

13 de noviembre, 2017 Tratamiento y Recuperación
Los beneficios de esta cirugía son la disminución del dolor, mejora la función de la articulación y retrasa el daño articular.


El trasplante de meniscos es una cirugía que consiste en la inserción de un injerto de menisco, obtenido de un banco de tejidos. Esta técnica es utilizada en pacientes que persisten con dolor de rodilla y problemas de movilidad, luego de una meniscectomía.

“Es importante destacar, que la mayoría de los pacientes que se les realiza una resección meniscal (meniscectomía), vuelven a sus actividades habituales. Sin embargo, un porcentaje de estos pacientes presentan dolor por sobrecarga de su articulación, secundario a la falta o ausencia de su ´amortiguador biológico´”, señala el doctor Gonzalo Ferrer, traumatólogo de Clínica Las Condes especialista en cirugía de rodilla.
 

Beneficios de la cirugía



Los beneficios del trasplante de menisco son la disminución del dolor de rodilla, mejora la función de la articulación y retrasa el daño articular.

La literatura médica evidencia que esta operación tiene buenos resultados, señalando que la sobrevida del menisco injertado es de 90% a los 5 años y de un 63% a los 10.  “Esta técnica, retrasa la artrosis de rodilla secundaria por falta de menisco y evita procedimientos más invasivos en pacientes jóvenes como prótesis de rodilla u osteotomías. En términos más simples, estaríamos “ganado tiempo” en la articulación”, asegura el doctor Ferrer.
 

Diagnóstico y Exámenes



Para que la cirugía sea exitosa, se debe realizar una adecuada selección del paciente y obtener información detallada de las expectativas y, del pronóstico a mediano y largo plazo de este procedimiento. 

  Perfil de paciente de trasplante de menisco

Una vez tomada la decisión entre el médico tratante y el paciente, se realizan los exámenes preoperatorios, que son fundamentales en el resultado de la cirugía.

Se deben realizar radiografía y resonancia magnética de la rodilla del paciente, para estimar el tamaño del menisco requerido. Con esta medición estandarizada, se solicita un menisco a un banco de tejido en Estados Unidos, proceso que se denomina “matching”.

A diferencia de otros trasplantes de órganos, en esta cirugía no se registran casos de rechazo. Es por esto que no se requieren estudios de compatibilidad o terapia inmunosupresora.
 
Bancos de tejidos: Los bancos de tejidos de Estados Unidos, son fundaciones reguladas según normas locales e internaciones y cuentan con un alto desarrollo tecnológico para todos los procesos que se requieren para la selección, preparación, almacenamiento y distribución de tejidos musculoesqueléticos.

“Hemos tenido la oportunidad de conocer los bancos de tejidos más importantes a nivel mundial, pudiendo constatar in situ la calidad de estos, la forma de trabajo, el almacenamiento y, muy importante, sus procesos de selección.

Tenemos una relación y comunicación directa con los directivos e ingenieros del banco, lo cual nos permite, seleccionar los injertos más adecuados para nuestros pacientes y decidir en conjunto con los especialistas los tamaños más coincidentes con las mediciones realizadas”, explica el traumatólogo.
 

Cirugía



El equipo médico de especialistas de rodilla de Clínica Las Condes cuenta con entrenamiento y conocimiento de la técnica.

Con el menisco criopreservado ya seleccionado, se programa la cirugía y se realiza la implantación del injerto. Esta técnica tiene una duración en promedio de 90 minutos y requiere de una hospitalización de 3 días.
 

Recuperación y cuidado posterior



La recuperación del trasplante de menisco depende de cada paciente, del tipo de suturas realizadas, del menisco medial o lateral, entre otros factores. Sin embargo, por lo general, se utilizan bastones para descargar la presión de la rodilla por dos semanas. Luego se inicia la carga parcial progresiva, hasta dejar las muletas a las ocho semanas.

Paralelamente, desde un comienzo, se utiliza una rodillera articulada, la que permite bloquear los rangos de movimientos. Las dos primeras semanas se permite un movimiento de 30 grados de flexión. Luego, progresivamente, hasta los 60 grados el primer mes. Posteriormente, lo permitido es de 90 grados para llegar a no tener restricciones en la octava semana.

“Lo importante es que la rehabilitación sea específica para cada paciente. Además, debe existir una relación y contacto estrecho con ellos durante todo el seguimiento. Es muy importante que el especialista tenga una comunicación fluida con los kinesiólogos, para no perderse ningún detalle de la evolución”, señala el doctor Gonzalo Ferrer.

En cuanto el retorno a la actividad física, se recomiendan ejercicios que no aumenten la carga de la rodilla o que no produzcan rotaciones bruscas de la articulación. Se aconseja realizar ejercicios funcionales, natación, bicicleta o pilates. 
 
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