A lo largo del día, más de cinco mil litros de sangre son bombeados por nuestro sistema circulatorio. La sangre que llega a nuestras piernas debe ascender para retornar hacia el corazón y para ésto contamos con válvulas que se abren y cierran para que todo funcione bien. Sin embargo, en ocasiones, estas válvulas comienzan a fallar, las venas se inundan, la presión aumenta y se forman esas protuberancias que, comúnmente, llamamos várices: una enfermedad que afecta a las venas y que hace que éstas se ensanchen, dilaten y se vuelvan tortuosas.

Un 15% de la población chilena mayor de quince años padece esta enfermedad. Si bien existen muchos mitos sobre su aparición, lo cierto es que las mujeres son más propensas a padecerla y más aún si tienen antecedentes familiares, pues es hereditaria. El exceso de peso y el embarazo son otros de los factores que contribuyen a su surgimiento, además del envejecimiento, lesiones en las piernas, hábito de fumar y hormonas.

Las venas varicosas son benignas y muy rara vez surgen complicaciones, sin embargo, para muchas personas se pueden convertir en una preocupación desde el punto de vista estético. "Lo más común es que las mujeres consulten más, por lo que lógicamente se debe a un factor cosmético", asegura el cirujano vascular de Clínica Las Condes, Manuel Espíndola.

Existen dos tipos de várices, unas que forman protuberancias y otras llamadas arañas varicosas. Estas últimas parecen ramificaciones y pueden crecer en un futuro pero, habitualmente, sólo se extienden en la superficie. "Es muy importante tener claro que la aparición de las várices es progresiva, una vez que están, siempre aumentan; nunca disminuyen. Es una enfermedad de la pared de las venas y no existen medicamentos que las puedan prevenir ni disminuir", señala el doctor.

¿Cuál es el tratamiento? 
El tratamiento de las várices consiste en la corrección del reflujo venoso. Sin ello es imposible lograr un buen resultado médico y las várices vuelven a aparecer. Ningún otro tratamiento funciona si no se corrige este mal funcionamiento del sistema valvular y, por ende, el reflujo.
Para esto es necesario comenzar por hacer un buen diagnóstico de todos los sitios o puntos de reflujo. Una vez hecho esto, la cirugía es el paso a seguir, y esta permite cerrar todos los sitios donde se produce el reflujo venoso y la acumulación de sangre en las várices.

Prevención
• No estar mucho tiempo sentado con las piernas cruzadas, ni permanecer de pie sin moverse.
• No usar ropa demasiado apretada.
• Evitar exponer las piernas a un calor excesivo.
• Evitar el exceso de grasas, dulces, sal, alcohol, café o té.
• Sentarse con las piernas en alto.
• Al tenderse en la cama, que las piernas estén un poco más elevadas que el corazón.
• Hacer deporte.
• Usar medias elásticas con ajuste de compresión.
• Una dieta rica en fibra.