Lavarse las manos y evitar el contacto físico son las vías más eficaces para disminuir la transmisión de infecciones virales. En este invierno, y especialmente frente al brote de estas enfermedades, toma las precauciones necesarias.
Los virus son más contagiosos que las bacterias y es muy común que cuando alguien presente uno, sean varios integrantes de la familia los que se contagien. Como es sabido, las infecciones respiratorias son más frecuentes en invierno y, en su mayoría, son virales. Dentro de las más comunes en esta época del año se destacan la influenza, el adenovirus, el rinovirus y el sincicial respiratorio.
Influenza
Es un virus que siempre se inicia en el hemisferio norte y se propaga hacia el sur. Se caracteriza por producir fiebre, dolor de todo el cuerpo (mialgias) y habitualmente dolor de cabeza.
“La diferencia con los resfríos comunes es que con la influenza todos los síntomas son más intensos y la fiebre es alta”, señalan los infectólogos de Clínica Las Condes. Bastan tres partículas de este virus para que se pueda diseminar la enfermedad.
“Cuando la influenza entra a una casa, se enferma entra el 20 y el 60% de la familia. Existe, por ejemplo, el caso de un crucero naval al que llegó un tripulante infectado por influenza. Este arribó por vía aérea y el 42% del barco terminó contagiado. En estos casos, el nivel de contagio depende de si las personas se han vacunado o no y de si han tenido influenza antes”, comentan los especialistas.
Adenovirus
Por otra parte, el adenovirus afecta en mayor proporción a los menores de 15 años y, muchas veces, es asintomático. El 10% de las personas que se exponen al adenovirus se infectan y hacen enfermedad clínica.
Rinovirus
En cuanto al rinovirus, éste vive en el frío o en el calor e infecta hasta por estornudar. Si un miembro de una familia se contagia, dos tercios de ella terminarán infectados.
De lejos…
Estudios han demostrado que si una persona se abstiene del contacto físico, el virus no se transmite de enfermos a sanos. Uno de los experimentos más conocidos en este ámbito es el del juego de naipes: un enfermo jugaba cartas con un grupo de personas sanas pero no tuvo ningún contacto físico con los jugadores ni compartió los naipes. El resultado fue que ninguno de los participantes se enfermó. Luego vino la segunda fase del experimento, en la cual sí hubo contacto físico y también intercambio de cartas. ¿Qué pasó? Todos se enfermaron. ¿Conclusión? La higiene de las manos es fundamental para evitar el contagio.
Se deben lavar constantemente y, si no se tiene jabón disponible, un buen recurso es el alcohol gel porque desinfecta. El lavado de manos con agua y jabón es un arrastre mecánico y se puede hacer con cualquier tipo de detergente. “Al lavarse las manos, las personas pueden estar tranquilas pues es la forma más efectiva de evitar un contagio, pero hay que tener cuidado con que se convierta en una obsesión”.
En cuanto a los pañuelos, los de tela sólo se deben usar como accesorio de vestuario; hay que utilizar los desechables. Las mascarillas corrientes, por su parte, no filtran los virus.
Cuando los espacios públicos son abiertos, no hay mayor problema y tampoco en los cerrados si tienen un buen sistema de ventilación. “Hay que tener mucho cuidado también con los spray desinfectantes, ya que no se ha demostrado que maten los virus: éstos van con la gente y no en las cosas.
Y para terminar, una buena pregunta es ¿qué pasa con los besos? Definitivamente, son una forma de enfermar por lo que para esta época, besar a alguien resfriado no parece una buena idea”, concluye el especialista.