Respirar dentro de nuestra propia casa puede ser mucho más peligroso que el aire de la calle. ¿Qué hacer y cuándo ventilar?
La contaminación ambiental es un factor que se ha vuelto cada vez más influyente a causa de las enfermedades y problemas respiratorios que afectan a niños y adultos. Sin embargo, la contaminación intradomiciliaria puede ser un factor igual o más importante en el origen de trastornos respiratorios durante este invierno.
Esta contaminación se produce, preferentemente, cuando no ventilamos nuestro hogar y usamos estufas inadecuadas. Por ejemplo, las eléctricas, las losas radiantes, los radiadores y los calefactores que cuentan con un sistema de evacuación externa sirven: todo el resto de las calefacciones ¡contaminan! Entre estas podemos mencionar las chimeneas, estufas catalíticas y, las que son por lejos las más dañinas, las que consumen parafina.
¿Por qué son tan nocivas para la salud? Lo que sucede es que para generar calor todas necesitan consumir oxígeno mientras liberan carboncillo, partículas de gas y sustancias tóxicas. Con esta situación y, sin saberlo, nuestra familia sufre inflamaciones e irritaciones de las vías respiratorias las que, finalmente, se convierten en un caldo de cultivo para las infecciones virales o bacterianas.
“Náuseas, dolores de cabeza, fatiga, neumonitis, problemas bronquiales, reacciones alérgicas, irritación de las mucosas, reacciones tipo asmáticas, enfermedades al corazón y hasta muerte por asfixia son algunos de los efectos que tiene la contaminación intradomiciliaria sobre las personas”, asegura el doctor Franz Baehr, neumólogo del Centro Médico Integral de Chicureo, de Clínica Las Condes.