Un día después de haber sido inaugurado el Centro Médico de Peñalolén de Clínica Las Condes, Agatha Lindsay, de sólo 4 años, fue diagnosticada con un tumor al riñón y derivada de urgencia a la clínica en Estoril.
El martes 3 de abril de 2018 la pequeña Agatha Lindsay (4) salió de su casa al colegio como lo hacía cada mañana. El día antes había ido a clases de ballet, estaba de excelente ánimo y se veía saludable. Por eso su mamá, María José Jiménez, se asustó cuando, a media mañana, la llamaron del colegio para avisarle que Agatha estaba con
mucho dolor estomacal y se sentía muy mal. “Partí corriendo al colegio y cuando llegué Agatha se veía muy decaída. Estaba claramente descompensada, muy blanca, muy transpirada y medio inconsciente. Partimos de inmediato al
Centro Médico Peñalolén de Clínica Las Condes que habían inaugurado recién el día anterior”, cuenta.
“Entramos a
Urgencia y nos dijeron que era necesario hacer una
resonancia magnética cerebral porque Agatha perdía mucho la conciencia. Pero además
tenía una pelota del tamaño de un puño bajo las costillas del lado izquierdo, por lo que después del examen, y una vez descartado un problema neurológico, la trasladaron de inmediato en ambulancia a Estoril para seguir haciéndole exámenes. No se sabía el diagnóstico y nada cuadraba, porque Agatha había tenido una rutina muy normal y tranquila los días anteriores, sin fiebre ni molestias.
Jamás pensamos que pasaría todo lo que vino después. Cuando llegamos a Urgencia en Estoril le hicieron altiro una
eco abdominal. Yo ya percibía que algo estaba muy mal cuando la doctora
Nimia Vallejos, oncóloga nos sacó del box y nos dijo que Agatha tenía un
tumor en el riñón y que, probablemente, no era un
tumor benigno.
Al día siguiente, la
doctora Gloria González, cirujana infantil, nos dijo que había que realizar una cirugía para verificar el tamaño real del tumor y hacer una
biopsia. Harían todo lo posible para sacarlo, pero había que ver con qué se encontrarían durante la cirugía. Fue un momento muy crítico para nosotros, porque no sabíamos que iba a pasar. Ese día en la tarde Agatha entró a pabellón”.
“Todos se portaron súper bien, nos contuvieron mucho y nos contestaron las millones de preguntas que teníamos”, dijo la mamá.
Una tensa espera
“La cirugía duró unas 3 o 4 horas y, al finalizar, la doctora González nos llamó desde el pabellón para decirnos que había logrado sacar el tumor completo, pero que, efectivamente, un tumor de ese volumen no podía ser bueno de ninguna manera. Aunque era necesario esperar todavía el resultado de la biopsia, Agatha salió del pabellón con el catéter puesto para iniciar la quimioterapia lo antes posible.
Tumor de Wilms
Finalmente el diagnóstico fue un
Tumor de Wilms, un tipo de
cáncer al riñón. Agatha estuvo internada una semana entre la UCI y la UTI y, afortunadamente, su recuperación fue muy rápida. Un día antes del alta recibió la primera dosis de
quimioterapia y tres semanas después empezó en paralelo la radioterapia”, cuenta María José.
“La
radioterapia era todo un desafío, porque los pacientes deben estar inmóviles durante varios minutos y en caso de niños pequeños esto es muy difícil. Sin embargo, la doctora
Rebeca Schwartzmann, radióloga, quería evitar la sedación a la que muchas veces se recurre en estos casos, por todo lo que implica anestesiar a un niño pequeño todos los días durante varias jornada para su tratamiento”, cuenta Andro, el papá de Agatha.
“Para lograrlo, la doctora lleva un tiempo trabajando con un entrenamiento de tipo emocional que ayuda a los niños de esta edad a sentirse cómodos en este ambiente intimidante con una máquina gigante que gira alrededor de ellos, con ruidos y donde están solos. Es básicamente un juego, donde la máquina la llena de dibujos de corazones y premios y, en el caso de Agatha, funcionó perfecto”, agrega.
Clínica Las Condes: trabajo en equipo
Afortunadamente, a fines de octubre pasado Agatha terminó el tratamiento y todos los exámenes de control dieron buenos resultados. No había
metástasis y el riñón sano, porque el tumor había hecho desaparecer el otro, funcionaba a la perfección. Ahora debe seguir una etapa de controles que se irán distanciando en el tiempo.
“Yo soy muy crítico de los procesos médicos y de las evaluaciones, dice Andro, pero en esta clínica he estado muy contento con el proceso completo, partiendo por los procedimientos de urgencia, donde reaccionaron muy rápido y actuaron en forma muy atinada. Lo mismo con el traslado a Estoril. De inmediato me empezó a llamar la atención la
rigurosidad del equipo médico, porque yo soy bien preguntón y todas las preguntas que yo hacía ellos ya se la habían hecho. Y todo tenía respuesta. Se notaba que cada procedimiento estaba muy bien argumentado, estudiado y el traspaso de cada turno era muy riguroso, donde se iban complementando los conocimientos y la experiencia de todos los especialistas. Aquí no solo hay un trabajo de excelencia profesional, sino también un equipo humano de primer nivel.
“Por eso hay que destacar el trabajo de cada uno de ellos. La doctora González, que se atrevió a tomar el riesgo de la cirugía y realizarla con éxito, ese fue el primer milagro”, dijo el papá.
Lo mismo con todos los que trabajan en
Radiología, en nuestro caso liderados por la doctora Schwartzmann. Fue un lujo desde el punto de vista humano y técnico. Y en el equipo de quimioterapia, la doctora Vallejos y las enfermeras tuvieron una paciencia tremenda y una relación muy personal con Agatha y con nosotros.
El diagnóstico
La doctora Nimia Vallejos, oncóloga de Clínica Las Condes, fue quien trató a Agatha y acompañó a sus padres en este proceso. “A Agatha se le diagnosticó un tumor de Wilms, por lo que fue necesario realizarle una cirugía para extraer el tumor y luego recibir quimio y radioterapia. Afortunadamente ya completó el tratamiento, el que llevó sin complicaciones y permitió que los exámenes que se le realizaron al finalizar salieran todos buenos. Ahora solo queda mantener los controles de seguimiento, explica.
Toda esta cercanía humana durante un proceso que es terrible desde el punto de vista médico, se hace bastante más fácil en lo humano. Aquí hubo pequeñas grandes diferencias que lo hicieron todo. Estamos tremendamente agradecidos”.