Consumo de tabaco envejece la piel

Arrugas prematuras, piel deshidratada y manchas aparecen producto del cigarrillo.

Cuando se trata de enumerar las consecuencias negativas del consumo del tabaco, no sólo se debe mencionar a las enfermedades pulmonares y riesgo de cáncer. El daño a la piel es también un elemento que se debe considerar.
 
La doctora Patricia Apt, dermatóloga de Clínica Las Condes, explica que el consumo de tabaco produce alteraciones en la piel como arrugas prematuras, deshidratación, manchas amarillentas en los dedos, olor corporal a tabaco, dificultad de cicatrización, alteraciones en la estética bucal y cáncer, insiste la especialista.
 
La literatura científica, dice la doctora Apt, ha mostrado que la combinación entre el tabaco y la exposición solar sin protección a los rayos ultravioletas son factores que aceleran el envejecimiento prematuro de la piel. Además, se ha evidenciado que el tabaco destruye el colágeno, colaborando en el daño.
 
Si una persona fuma, el tabaco provoca la disminución de los niveles de vitamina A y esto genera cambios en la cantidad y calidad de colágeno y elastina. ¿El resultado?, las arrugas de los fumadores son más estrechas, profundas y con contornos bien marcados.
 
Pero eso no es todo. “El tabaco también provoca deshidratación de la piel, que aparece áspera, quebradiza e inflexible. A esto se suma la poca oxigenación de las células, que hace que la piel adquiera una palidez cercana al amarillo grisáceo”, dice la doctora Apt.
 
Otro efecto cosmético directamente relacionado con el tabaco es la pigmentación amarilla que esta adicción provoca alrededor de los dedos.
 
Por si fuera poco, se ha demostrado también que el tabaco disminuye el estrógeno, provocando un efecto parecido al de la menopausia, por lo que la piel se vuelve seca, se adelgaza y pierde elasticidad.
 
La dermatóloga señala que no se debe olvidar que el extremo del cigarro que se está quemando alcanza temperaturas próximas a los 600 a 900 °C. Esto transforma numerosos componentes originales de la planta, provocando complejas reacciones químicas que dificultan la identificación completa de todas las sustancias que se generan en el proceso de fumar. “Se pueden llegar a liberar aproximadamente 4.000 componentes, la mayoría de los cuales se producen durante la combustión”, indica.