Las mujeres son más propensas a tenerlas por razones anatómicas y en temporada de verano son más frecuentes.
La
infección urinaria o cistitis es una infección común, provocada por microorganismos en el tracto urinario (riñones, uretra, vejiga), muchas veces producida por
Escherichia coli, una bacteria que normalmente vive en el intestino.
Es molesta. Entre sus
síntomas está
la necesidad urgente y frecuente de orinar, picazón o quemazón en la uretra al hacerlo y enrojecimiento de la vulva y picor vaginal en las mujeres, que son las más afectadas. También puede aparecer
dolor al orinar, color turbio, lechoso (espeso) o anormal de la orina, sangre en ésta y
hasta fiebre y dolor renal.
La manera más común de contagiarse es por el contacto de la zona genital con las bacterias, cuya posibilidad aumenta en verano.
El doctor
Hernán Muñoz, ginecólogo de Clínica Las Condes, señala que
por cada hombre con la infección hay 4 mujeres, lo que se explica por razones anatómicas: la uretra de la mujer es más corta y está ubicada cerca de la vagina y de la zona perianal.
“En
verano, por el aumento de temperatura, hay mayor sudor en la zona genital, y dada la proximidad del ano, facilita el pasaje de bacterias desde la zona perianal a la vulva y vagina, lo que aumenta el riesgo de contraer infección urinaria”, dice el especialista. Por eso es fundamental mantenerte seca.
Bañarse en el mar o la piscina y quedar con el
traje de baño mojado o húmedo por tiempo prolongado produce el mismo efecto que el sudor, agrega, por lo que es recomendable secarse y cambiarlo. También hidratarse, porque “indirectamente el calor produce pérdidas de agua desde el cuerpo por vías como sudor u otras, lo que podría disminuir, la cantidad de orina, y esto provocar mayor frecuencia de infecciones”, dice.
Y finalmente, el uso de tampones también aumenta la frecuencia de infección urinaria, lo que no significa que estén prohibidos, sino que hay que cambiarlos frecuentemente.