La formación de adherencias tras una intervención puede dificultar la captación del ovocito por la trompa.
Toda
cirugía abdominal representa un riesgo de desarrollar
adherencias pelvianas, bandas de tejido cicatricial que se forman entre los órganos de la pelvis (ovarios, trompas de Falopio, útero, vejiga e intestino), que pueden provocar que estos órganos pierdan su funcionalidad.
El doctor
Jaime Albornoz, ginecólogo de Clínica Las Condes, explica que estos casos se dan principalmente en el caso de
la cirugía convencional abierta, donde la exposición de los órganos al aire ambiental, la desecación de los tejidos y la manipulación de los mismos aumenta la probabilidad de generar adherencias. “Por otra parte, si la cirugía se realiza por la existencia de un cuadro inflamatorio concomitante, la posibilidad de adherencias va a ser mayor”, sostiene.
Sin embargo, si la cirugía se realiza en
forma endoscópica, la manipulación gentil de los tejidos, la menor desecación de los mismos y el uso de instrumentos finos y delicados conlleva la formación de una menor proporción de adherencias, asegura el doctor.
“En el caso puntual de la
apendicitis aguda, el apéndice cecal que se encuentra cercano al ovario y trompa derechos, se inflama pudiendo llegar a perforarse, dando salida a contenido intestinal a la cavidad peritoneal”, dice.
La
inflamación del intestino o peritonitis puede facilitar la formación de adherencias entre las asas intestinales y los órganos del aparato reproductivo femenino, principalmente las trompas. “Todo esto puede comprometer la libertad de movimiento entre el ovario y cada trompa, dificultando la captación del ovocito por la trompa antes del proceso de fecundación y en los casos más severos, puede generar obstrucción tubaria”, explica.
Finalmente, estas nuevas adherencias pueden aumentar la probabilidad de embarazo fuera del útero, localizado en las trompas, y también la
infertilidad.