Es parte del síndrome de vejiga hiperactiva y tiene múltiples causas.
Es el deseo impostergable de ir al baño, un deseo súbito que termina con la pérdida involuntaria. ¿Te ha pasado? Se le llama
urgeincontinencia y es parte de un desorden urinario mayor conocido como síndrome de vejiga hiperactiva, por el que también ocurre un aumento de la frecuencia miccional (mayor número de veces que se va al baño a orinar durante el día) y
nicturia (necesidad de interrumpir el sueño para ir al baño durante la noche), explica el doctor
Sebastián Medel, ginecólogo de Clínica Las Condes, con especialización en uroginecología en la Universidad de Toronto, Canadá.
Se diferencia de la
incontinencia de orina de esfuerzo, porque en la primera la pérdida está relacionada con los esfuerzos, mientras en la urgeincontinencia, la persona siente una necesidad imperiosa de orinar y no alcanza a llegar al baño sin que se le escape la orina.
La causa es multifactorial y
puede afectar a hombres y mujeres. “Los principales factores de riesgo son los
embarazos, los partos instrumentalizados, la obesidad, la diabetes, enfermedades neurológicas, cirugías pélvicas, infecciones urinarias, consumo excesivo de alcohol o cafeína, entre otros”, indica el especialista.
De acuerdo con el doctor Medel, lo más importante es una evaluación meticulosa realizada por un especialista en patologías uroginecológicas. “Deben diagnosticarse y mejorar todos los factores que puedan estar gatillando episodios de incontinencia, como es bajar de peso o disminuir el consumo de cafeína durante el día, por ejemplo”, sostiene.
La
terapia farmacológica está enfocada principalmente en bloquear los receptores ubicados en las células del músculo que rodea a la vejiga (llamado músculo detrusor, que cuando se contrae expulsa la orina), logrando que este se relaje y no sufra las contracciones involuntarias culpables de los episodios de incontinencia urinaria.
Afortunadamente, son casos que tienen tratamiento, dice el especialista, y no sólo la cirugía. “Dentro de los tratamientos de segunda línea se puede usar un derivado específico de la toxina botulínica o imperceptibles golpes eléctricos a través de la estimulación de las fibras nerviosas que inervan los músculos del piso pélvico”, señala el doctor.