Ambas terapias de depuración de la sangre tienen ventajas y desventajas.
La
diálisis es una
terapia de sustitución parcial de las funciones renales que permite eliminar productos de desecho que intoxican el organismo, controlar la retención de agua y sal y disminuir los valores elevados de presión arterial, explica
doctor Carlos Zehnder, nefrólogo de Clínica Las Condes
La
diálisis está indicada en ciertos casos de pérdida de funcionamiento de los riñones. Hay dos formas de diálisis:
hemodiálisis y peritoneo diálisis. “La modalidad de diálisis depende de características propias y de la preferencia del paciente. Las dos formas tienen ventajas y desventajas que deben ser compartidas detalladamente con el paciente para la elección más adecuada. Los dos tipos de diálisis son complementarios, y los pacientes pueden pasar de una modalidad a la otra si surgen complicaciones”, indica el especialista.
Hemodiálisis
Consiste en hacer
circular la sangre del paciente a través de un filtro que está compuesto por alrededor de 13.000 tubos huecos muy finos por cuyo interior se hace fluir la sangre. Por fuera de estos tubos o capilares se hace circular un líquido denominado dializado que arrastra las sustancias de desecho que traspasan la pared porosa de los capilares, limpiando la sangre. Los poros de estos capilares también permiten la
eliminación del exceso de agua y sal del paciente, explica el doctor Zehnder.
En general, se debe realizar tres veces por semana (lunes, miércoles o viernes o bien martes, jueves o sábado) y durante cuatro horas cada vez.
El paciente que se dializa bajo esta modalidad, debe acudir a un centro de diálisis y tener un acceso vascular que permita hacer fluir la sangre al filtro y retornarla al paciente (esto es una fístula arterio venosa, es decir, una unión entre una arteria y una vena de un antebrazo o de uno de los brazos, que realiza un médico cirujano especialista y que debe ser creada por lo menos tres meses antes de iniciar la terapia).
“El “talón de Aquiles” de la hemodiálisis es precisamente el
acceso vascular. Debe proporcionar un flujo sanguíneo al filtro de diálisis de por lo menos 250 mililitros por minuto para asegurar un tratamiento eficiente. Flujos menores no permiten una buena diálisis”, señala el nefrólogo.
Diálisis peritoneal
Esta modalidad, utiliza
como filtro de diálisis el peritoneo que actúa como una membrana natural. “El peritoneo es una membrana delgada y húmeda que cubre las vísceras de la cavidad abdominal. Es comparable a un globo. Al introducir líquido de diálisis en este globo cerrado, se produce la filtración de los productos tóxicos y del exceso de agua y sal del enfermo”, explica el doctor Zehnder.
La
diálisis peritoneal consiste en la introducción del líquido de diálisis a la cavidad peritoneal por un catéter y después de un tiempo, se extrae. Para que el procedimiento sea efectivo el líquido de diálisis debe ser renovado al menos cuatro veces al día y puede ser realizado en la casa del paciente. También existe una modalidad en la que el líquido de diálisis se puede introducir durante la noche mientras el paciente duerme mediante una máquina cicladora que automatiza el ingreso y la salida de éste.
“La mayoría de los enfermos adultos que adoptan esta técnica automatizada, requieren además de un recambio manual a medio día. La diálisis peritoneal es menos eficiente que la hemodiálisis y, por lo tanto, es una alternativa para personas que pesan menos de 80 kilogramos, pero es una excelente opción para niños”, dice el doctor Zahnder.