Los cuerpos extraños en la vía aérea son todos los elementos que accidentalmente entran a nuestra vía respiratoria, pudiendo producir obstrucción y asfixia, con graves consecuencias especialmente en niños.
Estos accidentes pueden ocurrir a toda edad. “Hemos atendido bebés desde 7 meses a niños de 11 años, pero es más frecuente en niños de 1 a 3 años, porque tienen mayor movilidad y están en la fase de experimentación oral, donde todo se lo meten a la boca”, explica la
doctora Pilar Gajardo, otorrinolaringóloga pediátrica de Clínica Las Condes y de
Centro Médico Peñalolén.
El llamado es a estar siempre alertas, ya que las consecuencias de no reaccionar a tiempo pueden ser fatales.
Asimismo, en los casos en que el cuerpo extraño avanza y se aloja en un bronquio por mucho tiempo, se puede producir una gran inflamación alrededor de este cuerpo extraño, obstruyéndose ese bronquio por completo, generándose infecciones como
neumonías o fallas de ventilación como
atelectasias de esa zona pulmonar obstruida.
¿Qué elementos causan estos accidentes con mayor frecuencia?
La especialista señala que estos incidentes suelen ocurrir con alimentos como: maní, frutos secos, salchichas, uvas y las mini zanahorias; también juguetes pequeños, monedas y pilas de reloj.
“Hay que tener mucho cuidado con las pilas de reloj, esas que son pequeñas y redondas, ya que no solo pueden obstruir, sino que también, por su composición, pueden causar daño irreparable en la
mucosa de la vía aéreas”, indica.
Prevención
La otorrinolaringóloga asegura que lo más importante es la prevención y eso parte por informar los padres de que este riesgo existe y qué acciones tener en cuenta para poder evitarlos. La primera advertencia, plantea, es
no darles a los niños frutos secos hasta que tengan al menos 5 años de edad.
“Muchas veces, cuando han llegado niños ahogados por maní, los papás me han contado que no sabían que no le podían dar a su hijo este alimento. Es más, dado que los frutos secos se consideran saludables, hemos visto que lo incluyen en la dieta del niño de manera cada vez más precoz, ya sea directamente o en preparados como granola. De hecho, algunos jardines infantiles lo tienen hasta recomendado en su minuta de colación semanal”, agrega.
- Alimentos: Todos los alimentos redondos como uvas y tomates cherry deben ser cortados en cuartos y siempre supervisar al niño cuando come; esto para evitar que se meta un puñado grande a la boca o no corra mientras come. Lo mismo con las salchichas, deben ser cortadas en pedacitos y nunca dárselas a mordiscos.
- Juguetes, pilas y monedas: Estos elementos de riesgo no deben estar al alcance de los niños. No comprar juguetes con piezas pequeñas, evitar comprar juguetes "caseros", de mala calidad o que usen pilas redondas; dejar todos los elementos que tenemos en casa con pilas pequeñas como relojes y audífonos alejados.
En tanto, enfatiza que “en el caso de los niños más grandes, hay que enseñarles que no jueguen con elementos como chinches, clips, pinches ni punta de lápices”.
¿Cómo reaccionar ante este tipo de accidentes?
La doctora Pilar Gajardo detalla que cuando un niño se ahoga o
asfixia, tiene lo que se llama un
episodio asfíctico en donde se ahoga, le cuesta respirar y tose. Es ahí donde se pueden presentar 3 circunstancias:
- La primera es que el cuerpo extraño es expulsado o tosido hacia afuera.
- La segunda es que el cuerpo extraño pasa la laringe y la tráquea y se aloja en un bronquio. Aquí pasa el episodio agudo de asfixia, pero puede haber tos, estridor o ruido respiratorio, pero también puede ocurrir que el niño en las primeras horas no tenga ningún síntoma.
“Acá es de vital importancia recalcar que la historia clínica manda. Si hubo un episodio de ahogo intenso, donde el niño le costó o dejó de respirar por unos segundos, sobre todo si este episodio no fue del todo presenciado por un adulto, es de suma importancia consultar al servicio de urgencia para evaluar al paciente”, advierte.
- La tercera opción es que, si el cuerpo extraño es muy grande, se produzca una obstrucción a nivel laríngeo o traqueal, donde se interrumpa del todo el paso del aire y ocurra un paro respiratorio.
“Gracias a Dios estas son las menos frecuentes. En estas circunstancias debe llamarse a un servicio de rescate a la brevedad. Se puede hacer la
maniobra de Heimlich: en niños pequeños se hace poniéndolos boca abajo sobre el antebrazo y golpeándolos en la espalda entre las escápulas; en niños más grandes, se realiza como a los adultos, parados oprimiendo fuertemente bajo la escotadura esternal, hacia atrás y arriba”, dice.
¿Cuál es el tratamiento en estos casos?
Cuando llega un paciente con sospecha de cuerpo extraño en vía aérea es recibido por médicos de urgencia; si el paciente está estable, se toman
radiografías de tórax para evaluar si se ve directamente el cuerpo extraño o los signos indirectos de una obstrucción bronquial y se activa un protocolo en donde se llama al
otorrinolaringólogo pediátrico y al
broncopulmonar pediátrico para determinar si el niño va a pabellón o no.
Cuando se ve que el niño está con dificultad para respirar o se ven alteraciones en la radiografía y/o la historia es muy sugerente, se va a pabellón donde el broncopulmonar hace una
fibrobroncoscopía flexible, que es un examen donde con un
fibroscopio, que tiene una cámara, evalúa la vía aérea para ver si hay o no un cuerpo extraño bronquial.
“Si hay un cuerpo extraño presente, los otorrinos pediátricos, mediante un procedimiento que se llama
broncoscopía rígida, lo extraemos en pabellón. En ambos procedimientos
es fundamental el trabajo en equipo con nuestros
anestesistas pediátricos y nuestras
arsenaleras de otorrinolaringología, ya que es un procedimiento de alta complejidad porque estás trabajando directamente en la vía aérea del paciente”, concluye la doctora.