El factor hereditario en las alergias alimentarias
08 de febrero, 2017
·Niños
La posibilidad de que un niño tenga una alergia alimentaria aumenta si uno o ambos padres lo son, independiente de si son alérgicos a algún alimento o a algo más.
Las alergias alimentarias son reacciones exageradas del organismo cuando entra en contacto con un alimento o uno de sus componentes. Suele provocar desde hinchazón a picazón en labios, boca o garganta, a náuseas, vómitos, e incluso dificultad respiratoria y anafilaxia, por lo que algunos casos pueden ser grave.
La incidencia de este tipo de alergias ha aumentado en el mundo, y la doctora Mónica González, gastroenteróloga infantil de Clínica Las Condes, explica que la herencia es un factor importante. “Cuando un padre tiene alergia, su hijo tiene 40% de probabilidad de padecerla, y no necesariamente tiene que ser alimentaria. Si los dos padres son alérgicos, la probabilidad sube al 60%”, sostiene.
No obstante, advierte, los padres muchas veces atribuyen a cualquier alimento una alergia, incluso cuando no se trata de proteínas (que son los alérgenos más comunes), y restringen el consumo de algunos alimentos, conduciendo a un déficit nutricional severo. Por ello, enfatiza, es fundamental tener un buen diagnóstico y entender que es normal que cuando al ingerir un alimento nuevo se produzca algún malestar sin ser necesariamente una alergia.
La alergia al chocolate, por ejemplo, es muy poco común y, lo que generalmente provoca la reacción alérgica es la leche, los huevos, el maní, las nueces o el trigo, con los que pudo haber sido elaborado el producto.
Si los padres son alérgicos y existe la sospecha de que un hijo puede tener una alergia alimentaria, lo más probable es que el médico indique realizar una prueba cutánea o prick, en la que se pone una gota de la sustancia sospechosa en la cara anterior del antebrazo y se punciona con una lanceta.
Si a los 15 minutos se observa una reacción cutánea es que es positiva. Otra prueba es la determinación de la IgE (inmunoglobulina) sérica específica o RAST, en la que se toma una muestra de sangre del niño y se comprueba la existencia de esta IgE específica contra el alimento. Si existe un determinado nivel de IgE, la prueba es positiva y se puede diagnosticar la alergia.