A nivel mundial, cada vez hay más niños que no llegan a las 37 semanas de gestación y nacen antes de tiempo. Además de necesitar cuidados especiales, algunos pueden quedar con secuelas por su prematurez.
El 16 de octubre de 2014 nacieron los mellizos Sara y León Kahn. Pero no fue un nacimiento cualquiera, porque con apenas 30 semanas de gestación, su mamá, Maika Correa, había estado hospitalizada desde la semana 22 en el
Centro de Vigilancia Materno Fetal (Cevim) de Clínica Las Condes debido a que se trataba de un embarazo de alto riesgo, donde el equipo médico hizo todo lo posible para atrasar el mayor tiempo el nacimiento de sus dos hijos.
“A las 22 semanas de embarazo llegué a Urgencia de la clínica porque la bolsa de la Sara se rompió debido a una infección. El pronóstico del embarazo era muy malo, no solo por el poco tiempo que tenía, sino que, además, porque el resultado de la amniocentesis que me hicieron arrojó que el líquido amniótico tenía meconio y signos de infección, por lo que nadie creía que las guaguas fueran a sobrevivir.
Me dejaron hospitalizada para ponerme antibióticos a la vena en forma permanente, pero con total incertidumbre de cómo evolucionaría mi embarazo. Así empezaron a pasar los días. Fue una etapa muy difícil, con algunas semanas muy duras, en que los doctores pensaban que los niños nacerían en cualquier momento o que me venían unas hemorragias muy fuertes, pero al día siguiente mis guaguas seguían vivas.
De verdad era como una lucha día a día y en cada una de esas ocasiones los doctores tomaban los resguardos necesarios por si mis guaguas nacían. Me ponían medicamentos para cuidar sus cerebros y corticoides para madurar sus pulmones.
Lo único que yo le pedía a mi pediatra, el
doctor Stefan Hosiasson, neonatólogo de Clínica Las Condes, era que me fuera diciendo cada semana qué pasaría si los niños nacían en ese momento. Había que tratar de pasar la semana 27 y así estuvimos hasta la semana 30, cuando me hicieron una nueva amniocentesis en la que salió que el líquido amniótico ya no estaba infectado.
En ese momento y debido al riesgo de contraer una nueva infección, los doctores optaron por realizar una cesárea”, cuenta Maika.
Extremar los cuidados
Fueron entre nueve y diez semanas las que Sara y León debieron estar en incubadora. “Si bien se mantuvieron con alimentación parental durante una o dos semanas porque no podían succionar, gracias a Dios no tuvieron grandes problemas respiratorios y, aunque obviamente nacieron con los pulmones muy inmaduros, no necesitaron oxígeno.
Tampoco sufrieron hemorragia cerebral, que era otro de los problemas que podían tener debido a las pocas semanas de gestación. Cuando alcanzaron los 2 kilos de peso me los pude llevar a la casa y estuvieron muy protegidos, prácticamente sin sacarlos durante todo el primer año.
Y si bien ambos quedaron con algunas secuelas por su prematurez extrema: León con un severo refujo gastroesofágico y la Sara con secuelas respiratorias por las que ha tenido que ser hospitalizada en distintas oportunidades, creo que tuvieron mucha suerte, sobre todo considerar el pronóstico inicial.
Factores de riesgo de parto prematuro
- Haber tenido otro parto prematuro.
- Embarazo de mellizos, trillizos o más.
- Un intervalo de menos de seis meses entre embarazos.
- Concepción a través de una fertilización in vitro.
- Problemas en el útero, el cuello uterino o a la placenta.
- Tabaquismo o consumo de drogas ilegales.
- Algunas infecciones, especialmente del líquido amniótico y de aparato genital inferior.
- Algunas afecciones crónicas como presión arterial alta y diabetes.
- Estar por debajo del peso o tener obesidad durante el embarazo.
- Sucesos estresantes como la muerte de un ser querido o sufrir violencia doméstica.
- Múltiples abortos espontáneos o voluntarios.
- Lesiones físicas o traumatismos.
Riesgo de secuelas en el prematuro comparado con recién nacido de término
- Secuelas del neurodesarrollo significativas en 1 en 4 comparado con 1 en 25.
- Parálisis cerebral en un 10% comparado con 0,1% a 0,2%.
- Dificultades escolares en hasta 3 de 4 comparado con 1 de 8.
- Readmisiones hospitalarias 2 a 3 veces más frecuentes en la infancia temprana.
- Presión arterial sistólica más alta en el adulto.
- Peso bajo, con recuperación progresiva de la estatura.
- Mayor restricción en la vida diaria y habilidades del autocuidado.
- Calidad de vida similar en el adulto según propia percepción.
Nacer en Clínica Las Condes
Clínica Las Condes cuenta con un equipo de médicos especialistas neonatales de reconocida calidad y experiencia, matronas especialistas en cuidados de estos niños tan frágiles, apoyo y trabajo multidisciplinario con una amplia gama de especialistas de otras áreas como
neurología infantil, oftalmología pediátrica, otorrino, genética, radiología, cirujanos infantiles, neurocirujanos, traumatología infantil, nefrología, cardiología, dermatologías y fisiatría, además de profesionales no médicos de apoyo en que destacan
Kinesiología, Fonoaudiología, y Terapia Ocupacional.
Además, la Unidad de Cuidados Intensivos desarrolla iniciativas de cuidados del neurodesarrollo, en especial ligados a los conceptos del programa llamado NIDCAP que, según su sigla en inglés, significa Programa de Evaluación y Cuidado del Desarrollo Individualizado del Recién Nacido.
Este programa se trata de un sistema que utiliza los cuidados de piel con piel para complementar las indicaciones médicas y que busca asemejar lo más que se puede el ambiente intrauterino, que es el hábitat natural del recién nacido.