Ante la incertidumbre del futuro creamos escenarios que a veces se alejan mucho de la realidad.
Un viaje, una nueva relación, estudios que recién comienzan o un nuevo trabajo. Todas estas situaciones son inciertas y, por lo mismo, provocan que las personas cifren diferentes tipos de expectativas sobre lo que está por venir.
Según la
psicóloga de Clínica Las Condes,
Daniela Toro, “
tendemos a generarnos expectativas acerca de múltiples situaciones que anticipamos, ya sea en torno a las personas como a eventuales situaciones y las cuales sirven para ponerse en acción hacia un propósito, sólo cuando son realistas y reformuladas considerando el contexto en el cual se está”.
El problema surge cuando las expectativas se alejan mucho de la realidad ya que “la diferencia entre lo que esperamos y lo que realmente sucede afecta, directamente en cómo nos sentiremos”, dice la especialista. Entonces aparecen los conflictos.
No hay que perder de vista que las expectativas son sólo eso, expectativas. “Nadie ni nada nos da seguridad de que aquello realmente sucederá.
Las ilusiones que nos generamos se derrumban cuando chocamos con una realidad que se diferencia de lo esperado. Entonces nos invade la desilusión, frustración, sentimientos de tristeza y hasta la depresión como reacción a este choque con la realidad”, explica Daniela Toro.
¿Qué hacer entonces? Gestionar y manejar adecuadamente nuestras expectativas identificando aquello que deseamos o esperamos pero diferenciando qué depende de nuestras acciones y qué no, dice la especialista.
En aquellos aspectos que sí podemos hacer algo es bueno fijarse objetivos a lograr y trabajar en ellos, “no debemos ser pasivos y solo dejarnos arrastrar por nuestras creencias o anhelos acerca del futuro”.
Para eso hay que conocerse y tener claro qué se espera o desea, por qué y para qué. Luego, analizar si aquello que se quiere depende o no de nosotros o está fuera de control. “Cuando logramos ver lo que sí depende de uno, podemos entonces evaluar si lo que esperamos es realista o no, si se puede lograr, en cuánto tiempo y qué necesito hacer yo para acercarme a ese resultado esperado”, indica la psicóloga. El paso siguiente es establecer objetivos para alcanzarlo.
No hay que perder de vista que no todo resultará como lo esperamos por lo que el concepto de flexibilidad también debe estar presente. “Quizás hay cosas que no suceden como esperábamos o que derechamente no suceden y si logramos analizar de manera amplia y flexible podremos darle un significado constructivo donde se aprecia lo que se aprendió del no logro de lo deseado y reformular así, el sentido que le daremos a esa experiencia”, señala Daniela Toro.