Enfermedad tiene componentes genéticos, ambientales y otros desconocidos aún.
El trastorno bipolar es una enfermedad que afecta al cerebro y que provoca
cambios de ánimos inusuales que son sostenidos en el tiempo. También es conocido como
enfermedad maniaco-depresiva en la que el paciente pude pasar de sentirse feliz, animado y hasta eufórico (manía) a, en una cuestión de semanas, estar triste, deprimido y sin poder disfrutar ninguna actividad (depresión).
Respecto del origen y causas de la enfermedad, el
doctor Roberto Brucher,
psiquiatra de adultos de Clínica Las Condes, dice que no están del todo claras y que todavía hay varios aspectos que investigar.
Se estima que el
1% de la población general, podría desarrollar la enfermedad y esta posibilidad se eleva a un 6% cuando padre o madre sufren el trastorno. “Estudios hechos en gemelos idénticos demostraron que en la mitad de los casos ambos gemelos desarrollaron la enfermedad y en la otra mitad de los casos solo uno la padecía”, indica el doctor Brucher. Esto significa que
hay factores genéticos y otros ambientales, que no son bien conocidos, que están detrás de esta enfermedad.
El especialista explica que estas
fases anímicas están presentes durante dos semanas aproximadamente y se van intercalando. “Si alguien se siente muy bien un día porque le pasó algo bueno o recibió una buena noticia y al otro día se siente depresivo porque ocurrió algo malo, no es necesariamente un trastorno bipolar”, aclara el especialista.Podrían incluso ser otras condiciones psiquiátricas en que existen personalidades más intensas o inestables y reaccionan con cambios de ánimo más intensos.
El trastorno bipolar,
se trata de una enfermedad primaria del cerebro, es decir, no está relacionada ni es consecuencia de otra enfermedad que también podría causar cambios de ánimo y producir episodios maniacos o depresivos. En general, la edad de diagnóstico se concentra entre los 20 y los 24 años, aunque hay bastante dispersión de edad al momento del diagnóstico.
Síntomas del trastorno bipolar
En general,
las fases anímicas fluctúan entre dos polos: la manía y la depresión. “En
la fase maniaca aparece la sensación interna de
aumento de energía y de ánimo, con euforia, a veces irritable, con un aumento de la actividad intencionada, reducción de la necesidad de sueño, con mayor tendencia a las actividades placenteras, mayor desinhibición, más impulsividad. La persona está más acelerada, con muchos proyectos e ideas (pluriproyectismo), verborrea. Incluso, en algunas oportunidades
podría tener sicosis y delirios de grandeza”, indica el doctor Brucher.
En
períodos de depresión, por el contrario, prima “el desánimo, no hay ganas de hacer las cosas,
se pierde la capacidad de disfrutar (anhedonia), se reduce el apetito, el deseo sexual, duermen mucho y persiste una falta de sueño e insomnio, cunden las ideas pesimistas, se siente que todo es malo, la autoestima está reducida, hay culpa, tristeza aumentada y
también surgen las ideas suicidas”, indica el doctor Brucher.
Estas dos fases de ánimo no siempre son tan claras en el trastorno bipolar. En algunas oportunidades, el paciente para por días de depresión y luego una hipomanía y, luego depresión de nuevo. En otros casos la fase maniaca es más marcada que la depresiva.