En los últimos años han aumentado las consultas por trastornos del ánimo, autoagresión, intentos de suicidio y trastornos alimentarios, en menores de edad.
En el último tiempo, los trastornos del ánimo se han vuelto muy comunes en jóvenes. Este fenómeno se explica por una variedad de factores:
entorno, eventos específicos, factores biológicos, nuevas tecnologías,
consumo de sustancias, entre otros.
La mitad de los trastornos de salud mental en la edad adulta empiezan a manifestarse cerca de los 14 años, pero la mayoría de ellos no se detectan ni son tratados.
“Si alguien en la adolescencia está con trastornos del ánimo, uno de los peligros es que su identidad puede formarse en base a eso. Además, si uno ha tenido alguna vez algún trastorno del ánimo, tiene más riesgo de volver a presentarlo el resto de la vida”, señala la
doctora Viviana Herskovic, jefa del departamento de Psiquiatría Infantil y del Adolescente de Clínica Las Condes .
Tratamiento y apoyo
Es sumamente importante que los trastornos del ánimo reciban tratamiento profesional oportunamente y del modo correcto, ya que son uno de los factores principales del
riesgo de suicidio. Según los especialistas, la
terapia psicológica asociada a fármacos es una de las más efectivas.
“Esta enfermedad altera todas las áreas de la vida, entonces se necesita apoyo en todas las aristas:
familia, amigos, colegio. Se ha visto que, si uno es capaz de hacer un vínculo positivo con al menos una persona, el paciente es capaz de salir adelante. En la consulta cuando viene el hijo con los dos papas involucrados, generalmente responden mejor a los tratamientos”, indica la psiquiatra.
El rol del colegio es fundamental en el tratamiento, ya que muchas veces son niños que
bajan el rendimiento escolar. Si no hay apoyo se pueden generar situaciones negativas para la salud mental, como
repetir de curso y la
pérdida del grupo de amigos.
Señales de alerta
Mientras más grande el adolescente, el cuadro es más parecido al adulto. “Mientras más joven, es más difícil de diagnosticarlo y pesquisarlo, porque se manifiesta como
rabia, irritabilidad o pataletas”, señala la doctora Herskovic.
Algunas de las conductas a las que se debe prestar atención, son:
- Desgano o desánimo
- Alteraciones del ciclo del sueño: insomnio o hipersomnia
- Alteraciones del apetito: mucho o poco
- Desgano por ir al colegio
- Labilidad emocional, llanto, sensibilidad
- Perdida del interés por actividades que normalmente le gustan
- Bajo rendimiento escolar
- Expresa pensamientos suicidas
“Si el niño
llora mucho, dice que está
triste y que piensa en la
muerte, esas son
señales importantes de que hay un
trastorno de ánimo y que necesita ayuda profesional”, concluye la experta.