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Niño feliz con regalos de navidad en sus manos

La importancia del juego en los niños

02 de diciembre, 2019 Niños
Además de ser divertido, jugar ayuda al desarrollo de distintas habilidades tanto sociales como psicológicas y emocionales. Por eso, también es importante saber qué juguete elegir según la edad de cada niño.

Sin duda los niños son los reyes de la fiesta en Navidad. Y es que si bien lo más importante es compartir en familia y pasar un momento agradable todos reunidos, la carita de ilusión de los más pequeños al abrir sus regalos siempre se roba las miradas y la atención.

En este contexto, qué regalar a los niños en esta celebración es también una oportunidad para estimular el desarrollo de distintas habilidades y fomentar el juego creativo en un mundo donde los más pequeños están cada vez más encerrados en sus casas o pasan largas horas frente a la pantalla del televisor.

“El juego en los niños no solo es un momento de diversión o distracción, también es una instancia muy importante para el aprendizaje de sí mismos y de su entorno, para el desarrollo de habilidades físicas, cognitivas y emocionales y una oportunidad para aprender a relacionarse y crear vínculos con los demás”, explica Macarena Born, psicóloga de Clínica Las Condes. Además, dice la especialista, jugar tiene un impacto positivo en la autoestima y en la confianza en sí mismo cuando, a través del juego, el niño percibe sus propias capacidades y desarrolla diferentes aptitudes:

 
  • A nivel físico: desarrollan la musculatura, la coordinación, equilibrio, motricidad gruesa y fina.
  • A nivel cognitivo: al interactuar con los objetos aprenden nuevos conceptos que les permitirán integrar conocimientos académicos con mayor facilidad -formas, tamaños, colores, texturas- y desarrollan la creatividad y la imaginación que les permitirá resolver problemas y conquistar nuevos espacios.
  • A nivel emocional: el juego conecta a los niños con emociones positivas -alegría, sorpresa, placer- y les permite expresar lo que sienten cuando todavía no tienen el lenguaje necesario para poder hacerlo. Además, en lo afectivo, es una muy buena herramienta para establecer vínculos o para fortalecerlos. A nivel social: aprenden a relacionarse con otros y desenvolverse en el ambiente, fomenta la colaboración, aprenden a respetar turnos y reglas de convivencia y se transforma en una guía para su conducta cuando deben resolver conflictos con sus pares.


¿Cómo cambia el juego con la edad?



Son varios los autores en el ambiente de la psicología que mencionan la importancia del juego en los niños y su relación con las áreas del desarrollo, explica Macarena Born.
 

1. Desarrollo cognitivo:

Jean Piaget, psicólogo y biólogo suizo, divide las diferentes formas de relación niño-juego en tres estadios:

 
  • Estadio sensoriomotor (0 a 2 años): predomina el juego funcional o de ejercicio. Al principio el niño solamente reacciona frente a los estímulos -reflejos primarios-, pero progresivamente va utilizando su propio cuerpo para experimentar con los objetos y con otras personas. Al comienzo sus movimientos son involuntarios, después los descubre y los repite, para luego establecer interacciones con ellos a través de ejercicios. Entre los 8 y 12 meses realiza acciones más intencionadas para conseguir una meta; entre los 12 y 18 meses manipula los objetos y observa lo que sucede con ellos para coordinar nuevas acciones; y entre los 18 y 24 meses es capaz de decidir sus acciones y anticiparse a los resultados de éstas.
  • Estadio preoperacional (2 a 7 años): se desarrolla el juego simbólico. El niño juega a imitar a otros, imagina que es la mamá, un piloto de auto, la cajera del supermercado, un gatito, etc.
  • Estadio de las operaciones concretas (7 a 12 años): se desarrolla el juego de reglas.
 

2. Desarrollo psicosocial:

Por otra parte, Erik Erikson, psicoanalista estadounidense, describe la relación entre la edad del niño y el tipo de juego, de la siguiente manera:


3 años:
  • Juego paralelo: juegan con otros, pero sin interactuar en forma directa u observan a otros jugar. Aparentemente entienden lo que son los turnos.

4 años:
  • Juego asociativo y cooperativo: comparten materiales e interactúan, pero no coordinan sus actividades dentro de un solo tema.
  • Juego de simulación social: intervienen la imaginación y el compartir las fantasías. Reinventan reglas para poder ganar. Aparecen los juegos de roles. Algunos cuentan con un “amigo imaginario”. También empiezan a hablar de su “mejor” amigo.

5 años:
  • Juego asociativo y cooperativo: interactúan por más periodos de tiempo, comparten materiales y sus juguetes; sin embargo, varían con periodos en que no es así. Comienzan a establecer reglas y a resolver conflictos. Se ayudan unos a otros e intercambian roles. Tienen uno o dos amigos. Respetan turnos. Participan en grupo de juego. Sugieren ideas imaginativas y elaboradas para jugar. Preocupados y cariñosos con los niños que terminan heridos durante los juegos.

6 años:
  • Juego asociativo y cooperativo: interactúan por más periodos de tiempo, comparten materiales, establecen las reglas, resuelven conflictos, se ayudan unos a otros e intercambian roles.
  • Dificultad para perder en los juegos: no toleran ser corregidos o perder. Estas experiencias los hacen tener cambios de humor.
  • Formación de grupo de amigos: buscan convivir con otros, participar en un intercambio con otros. Hacen amigos fácilmente, pero no siempre los mantienen. Ansiosos por complacer, buscan la aprobación de los demás.
  • Entusiastas y curiosos frente a lo que los rodea: afán de conocimientos, interés por los procesos de la naturaleza. Les gusta hacer preguntas, contar historias y que les lean cuentos.

7-10 años:
  • Se integran a grupos.
  • Compiten en modo de juego.
  • Interés por coleccionar.
 

¿Cómo elegir el mejor juguete?



En este contexto, es importante saber que la elección de los juegos no solo depende de la edad, la etapa o los intereses del niño. “También podemos elegirlos teniendo en cuenta cuáles son aquellas destrezas que queremos que desarrolle o que nos gustaría potenciar cuando observamos alguna debilidad. Es importante no perder de vista que un juguete que no corresponde a su edad podría desmotivarlo o aburrirlo -si es para un niño menor- o podría desilusionarlo o frustrarlo al no saber qué hacer con él si es para un niño de una etapa posterior”, comenta Macarena.

Por eso, hay que saber que existen distintos tipos de juegos con diferentes beneficios:
 
  • Juegos físicos: para mejorar el control del cuerpo y la coordinación. Por ejemplo, los juguetes que ayudan a desplazarse (patines, triciclo, bicicleta) y los juegos al aire libre (cajón de arena, columpios, pillarse, escondida).
  • Juego exploratorio: para aprender a resolver problemas, aprender la relación causa-efecto y la importancia de dedicar tiempo a la planificación de las actividades. Por ejemplo, juegos armables, rompecabezas, uso de masas y juegos de papel y tijeras.
  • Juegos simbólicos: les permite ensayar conductas observadas en los demás para desenvolverse en su ambiente, aprender a resolver problemas por sí mismos, experimentar las emociones de otros y aprender sobre el impacto de sus acciones en los demás. Por ejemplo, jugar a la familia, hacer teatro con marionetas o con disfraces o imitar actividades típicas como cocinar, jugar al supermercado, poner una tienda, ir al doctor o jugar a las tacitas.
  • Juegos con reglas: para aprender sobre la colaboración y seguir reglas. Por ejemplo, juegos de mesa (dominó), juegos de cartas y tableros.
 

Padres e hijos



El rol de los adultos, padres y profesores es fundamental para fomentar el juego en los niños. “Darles espacio y tiempo para jugar, tanto solos como acompañados, es tan importante como la realización de otras actividades de aprendizaje y desarrollo integral, así como recibir afecto, alimentarse bien, descansar y hacer deporte, entre otras”, dice la psicóloga Macarena Born.

Se ha observado, además, que cuando los padres se involucran en el juego de sus hijos, el beneficio es aún mayor.

Esto, porque el juego no solo permite conocer a los propios hijos y fortalecer el vínculo con ellos, sino que también es una instancia para enseñarles a:
 
  • Tolerar la frustración.
  • Expresar emociones positivas.
  • Modelar conductas.
  • Saber esperar.
  • Pedir ayuda.
  • Ser cuidadosos con los objetos.
  • Resolver problemas.
  • Ampliar su vocabulario.
  • Inculcar valores, como el respeto, el agradecimiento, la colaboración, la competencia sana, la igualdad.
  • Reconocer el esfuerzo, la perseverancia y la creatividad.



Un juguete para cada edad



1-2 años
  • Arrastres.
  • Juegos de encajes.
  • Juguetes que reproduzcan objetos reales: teléfono, autos, muñecas.
  • Objetos que fomenten la estimulación auditiva y visual.

3 -5 años
  • Juguetes que reproduzcan objetos reales: muñecas y camiones.
  • Pelotas.
  • Rodados, triciclo o motito y bicicleta.
  • Columpios.
  • Juegos armables tamaño grande o cubos (torres de hasta 10 niveles).
  • “Ver” libros y “leerlos” a través de los dibujos, con información real, no más de 10 minutos • Recitar y cantar.
  • Trepar y saltar obstáculos .
  • Rompecabezas de animales
  • Libros sobre el funcionamiento de las cosas.
  • Jugar al “como si…” con disfraces.

6-7 años
  • Dibujar, pintar, colorear.
  • Usar masas.
  • Cuentos.
  • Trabajar con madera.
  • Rompecabezas más desafiantes.
  • Juguetes que aumenten la curiosidad: experimentos, microscopios.
  • Inventar chistes.
  • Juegos de mesa sencillos.
  • Jugar al “como si…” con disfraces y títeres.

8-10 años
  • Juguetes audiovisuales.
  • Juguetes electrónicos.
  • Juego de roles.
  • Adivinanzas.
  • Imitaciones.
  • Juegos de mesa.
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