Malestar abdominal, fatiga o falta de concentración, son algunos efectos que puede generar en las personas el cambio de hora, pero los grupos etarios que más podrían verse afectados son los niños, los adultos mayores y quienes padecen trastornos del sueño.
A la 23:59 horas del sábado 7 de septiembre, los relojes se deberán adelantar una hora para dar inicio al horario de verano en el país. De acuerdo a los neurólogos especialistas en Medicina del Sueño de Clínica Las Condes
, el ajuste podría afectar de mayor manera a los niños pequeños, personas con trastornos del sueño previos y adultos mayores, por lo que entregamos algunos consejos parar prepararse.
Con el fin de aprovechar mejor la luz natural del día y reducir el consumo de energía eléctrica, este sábado 7 de septiembre, a las 23:59, los relojes se deberán adelantar una hora, dando inicio al horario de verano en el país.
Esta modificación, no obstante,
puede generar algunas complicaciones o incomodidades en las personas durante los primeros tres o cuatro días. ¿La razón? Según los expertos del Centro del Sueño de Clínica Las Condes, el cerebro censa que estamos en un huso horario adelantado y, por ende, se modifica la secreción de algunas hormonas –como la melatonina o el cortisol- produciendo cambios en algunas conexiones de grupos neuronales, lo que se va ajustando durante los primeros días tras el cambio horario.
Es debido a esto que algunas personas podrían verse afectadas, aunque a la mayoría no debería producirles más que algunos malestares abdominales, fatiga, dolor de cabeza, falta de apetito y/o poca concentración los primeros tres o cuatro días.
Los expertos en neurología de Clínica Las Condes destacan que quienes podrían ser más sensibles a esta modificación de la hora son los niños pequeños, los adultos mayores y aquellas personas que ya tienen alguna dificultad para dormir o que toman medicamentos para dormir. En estos casos, se aconseja realizar algunos ajustes los días previos al paso del horario de invierno al de verano.
Consejos para preparar a los niños ante el nuevo horario:
Los niños en edad preescolar siempre debieran dormir entre 10 y 11 horas por noche, por lo tanto, los expertos del
Departamento de Neurología de Clínica Las Condes recomiendan ir preparándolos, acostándolos y levantándolos 15 minutos más tarde en los días previos, para que cuando llegue el cambio de hora ya no les falte una hora de sueño. Agregan no olvidar que, al anochecer, se debe tratar de hacer una rutina tranquila, sin discusiones, sin pantallas, sin ruidos fuertes, cosa de ir generando un ambiente grato para ir a dormir.
Respecto a niños en edad preescolar, para el proceso previo a ir a dormir siempre será positivo una rutina que incluya la lectura de un cuento, hacer alguna actividad de juego, cantar una canción al ponerse el pijama o lavarse los dientes, pues terminan siendo señales para el niño de que llegó el momento de dormir.
Respecto a la jornada diurna,
el consejo es mantener los horarios de comidas, de juegos, tratando de que la mayoría de las actividades sean en el día, de manera que, hacia la tarde y la noche, se establezca un ambiente tranquilo, libre de pantallas y silencioso para lograr una buena conciliación del sueño.
¿Cómo se pueden ir adecuando los adultos al nuevo horario?
En el caso de los adultos mayores, sobre todo en aquellos que tienen alguna enfermedad neurodegenerativa o algún trastorno del sueño, los especialistas de Clínica Las Condes destacan que es muy relevante considerar el cambio de hora en la toma de los fármacos, sobre todo aquellos para dormir, para que coincida con el horario en que realmente se acostarán y no se adelante.
Al igual que en los niños, en los mayores, se recomienda evitar la exposición a pantallas en la noche y realizar actividades físicas durante el día, manteniéndose alertas, ya que, en algunos casos, podría haber episodios de confusión o disminución de la conexión con el medio, principalmente a la hora de la puesta de sol. Si esto ocurre, los expertos del Departamento de neurología de Clínica Las Condes aconsejan conversar con el médico tratante y evaluar algunos cambios en la terapia habitual.
En resumen, la mejor forma de hacer frente a esta modificación es manteniendo una rutina de funcionamiento diurno, con mayor cantidad de actividades en la mañana, de manera que, avanzando la tarde hacia la noche, bajen los estímulos y disminuyan las pantallas. También se recomienda no consumir alcohol, café o bebidas energéticas al menos 2 horas antes de ir a dormir y tratar de tener una temperatura entre 18 y 22 grados en el dormitorio, lo más aislado posible del ruido y de cualquier luz.