¿Cómo sospechar si tu hijo o hija tiene escoliosis?
26 de diciembre, 2016
·Niños
Aprovecha el tiempo de verano para observar con detención la curvatura de su espalda.
La palabra escoliosis proviene del griego “skoliosis” y significa torcido. Hoy hace referencia a la curvatura anormal que presenta la columna vertebral.
El
doctor Andrés Chahín, traumatólogo de Clínica Las Condes explica que
en la mayoría de los casos de escoliosis en niños y adolescentes se trata de una causa idiopática, es decir, que no tiene ningún origen claro, y se denomina “escoliosis idiopática del adolescente”.
“Es la que tiene la mayor frecuencia. Sobre todo, en mujeres.
Por cada ocho mujeres con escoliosis, hay un hombre. Generalmente se diagnostica alrededor de los 10 u 11 años”, dice el especialista.
A partir de esa edad, hay que estar atentos a la espalda de los niños y niñas y
revisar si hay alguna asimetría, en los hombros, en el talle, o que se note una cadera más prominente que la otra. Una sencilla prueba que puedes hacer a tus hijos, señala el doctor Chahín es pedirles que con
ambas manos se toque la punta de los pies.
“
De esa forma se puede ver si hay un lado de la espalda que se levante más que el otro. También se puede revisar si hay más prominencia de una escápula o paleta, que se note más alta que la otra. El verano es buen momento para revisarlos y fijarse en sus espaldas. Los adolescentes en esta época están más tiempo en traje de baño y es más fácil observarlos”, indica el doctor Chahín.
En general, aclara el traumatólogo, la
escoliosis no duele. Sólo cuando la
deformidad de la columna es muy grande o está muy avanzada, el adolescentes se podría quejar de dolor. “
Tampoco tiene relación con la postura. Una mala postura frente al computador, por uso de tablet o celular no afecta la aparición de una escoliosis, ni tampoco el resultado final de una cuando el menor ya la tiene”, insiste el especialista.
Si no se tratada y la curvatura de la espalda sigue avanzando con el tiempo, puede alcanzar niveles importantes de deformación pudiendo llegar a comprometer órganos como el pulmón corazón, hígado e intestinos.