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¿Qué es la hiperplasia prostática benigna?

08 de julio, 2019 Tratamiento y Recuperación
Una gran parte de los hombres mayores de 50 años sufrirán esta condición que puede afectar su calidad de vida y, si no es tratada a tiempo, trae complicaciones.

La próstata es una glándula que forma parte del sistema reproductivo masculino, encargada de producir parte del fluido seminal. Se ubica debajo de la vejiga y rodeando la uretra (conducto por donde sale la orina), por lo que muchos de los síntomas que puede producir cuando se encuentra alterada son del ámbito urinario.

En este contexto, la hiperplasia prostática es una condición de naturaleza benigna que consiste en un agrandamiento de la porción central de la próstata que estrecha la uretra y produce dificultad para el normal vaciamiento de la vejiga.

Los síntomas pueden ser de tipo obstructivo, siendo lo más típico la pérdida de calibre y fuerza al salir la orina, latencia (demora desde el momento en que uno está en disposición de orinar y en el que comienza a salir la orina), necesidad de hacer fuerza para orinar o goteo post miccional.

“Además puede haber síntomas de tipo irritativo como necesidad de orinar con más frecuencia (especialmente en la noche), deseo miccional urgente y, en algunos casos, escape de orina”, explica el doctor Christian Ramos, urólogo y jefe de Urología de Clínica Las Condes.
 

Síntomas

 
  • La salida de la orina es más lenta y débil
  • Aumento de la frecuencia en las ganas de orinar
  • Sensación de urgencia para orinar

Según el especialista, aproximadamente un tercio de los hombres mayores de 50 años necesitarán tratamiento por hiperplasia prostática. Por eso, es importante estar atento a los síntomas, ya que, de no ser tratada de forma oportuna, pueden presentarse complicaciones como sangrado, infección urinaria, formación de cálculos en la vejiga, deterioro de la función vesical, retención completa de orina y, en casos más avanzados, dilatación de los riñones e insuficiencia renal.
 

El diagnóstico

 
Se realiza a través de la historia clínica del paciente, un examen físico que incluye el tacto rectal, exámenes de laboratorio (orina y antígeno prostático específico), ecografía y otros estudios funcionales como la uroflujometría, que consiste en el registro del volumen de la orina expulsada por la uretra en una unidad de tiempo.

Dependiendo de la intensidad de los síntomas, y cuánto afectan la calidad del paciente, y de la dificultad objetiva del vaciamiento vesical, el tratamiento de la hiperplasia benigna puede ser con medicamentos que facilitan el vaciamiento vesical y alivian los síntomas o con cirugía, que consiste en ampliar la uretra para que la orina pueda fluir normalmente.

“Existen diversas técnicas quirúrgicas, mayoritariamenteintrauretrales, siendo la vaporización con láser la que ocupamos principalmente”, explica el doctor Ramos.
 

Posibles complicaciones

 
Si la hiperplasia benigna no se trata a tiempo se pueden producir complicaciones como sangrado, infección urinaria, formación de cálculos en la vejiga, deterioro de la función vesical, retención completa de orina y, en casos más avanzados, dilatación de los riñones e insuficiencia renal.
 

Cirugía de láser verde

 
El doctor Christian Ramos cuenta que, en caso de necesitar una cirugía para tratar esta patología, Clínica Las Condes cuenta con el láser verde, una técnica que ha revolucionado la cirugía urológica. Desde que se comenzó a usar en 2004, más de 1.000 pacientes han sido operados.

Se trata de una técnica mínimamente invasiva que consiste en realizar una vaporización de la porción central de la próstata, que es la que está obstruyendo la zona.

“Al aplicar la energía láser sobre el tejido prostático se produce un efecto de vaporización que va haciendo desaparecer el tejido que produce la obstrucción. Además, al ser aplicada sobre el tejido, la misma energía láser produce simultáneamente coagulación en la parte más profunda del tejido, por lo que el sangrado es considerablemente menor si se compara con la cirugía endoscópica tradicional”, explica el especialista.
 

Principales beneficios:

 
  1. Hospitalización más corta: el 90% de los pacientes son dados de alta dentro de las primeras 24 horas posteriores a la cirugía.
  2. Menor tiempo de uso de sonda: cuando se opera con láser, la sonda uretral se deja instalada por 24 horas. Si se trata de una cirugía convencional, ésta se retira recién al segundo o tercer día post operatorio.
  3. Menor sangrado: esto, debido a la vaporización del tejido sobrante y coagulación del tejido que queda.
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