Si existe la posibilidad, hay que aceptar el apoyo psicológico para enfrentarlo.
Enfrentar un diagnóstico de
cáncer es difícil tanto para el paciente, como para sus más cercanos. Existe un riesgo de muerte y en muchos pacientes aparecen sentimientos de negación, ansiedad, ira y/o culpa.
Por ello, es esencial que los pacientes reciban
contención durante su tratamiento. Sin embargo, ¿qué pasa con la familia más cercana?
La
psicooncóloga Verónica Robert, especialista de Clínica Las Condes, señala que no es un deber que los pacientes reciban
apoyo psicológico, “pero si existe la posibilidad, siempre es recomendado aceptarlo y recibirlo, al menos una evaluación psicosocial inicial, lo que permite al paciente saber que cuenta con un apoyo para él, su familia y entorno más cercano. Además, con esto se ayuda a enfrentar al paciente durante todo el proceso como un ser único e individual”.
Evaluar al paciente permite conocer su
estilo de afrontamiento ante las situaciones que se viven como más adversas, sus redes de apoyo, sus preocupaciones, temores, nivel de ansiedad y angustia. “También si en algún momento se ha deprimido o ha tenido un cuadro psicológico importante. Esto nos guía para un
mejor cuidado del paciente, ya que
en el proceso oncológico se vive un duelo y es normal que los pacientes sientan una serie de emociones con altos y bajos”, sostiene.
¿Qué pasa con los niños?
Respecto a los niños, añade que es muy importante decirles la verdad siempre. Nombrar las palabras cáncer, quimioterapia, radioterapia y los tratamientos a los que vaya a ser sometido la persona cercana a ellos. En caso de fallecimiento, decir la verdad sigue siendo importante y lo más sano.
“Dependiendo de la edad, si son niños de forma más lúdica, hay cuentos para que el niño pueda entender la muerte de un ser querido”, dice. Un niño es capaz de vivir y experimentar cualquier situación siempre que se le diga la verdad y se le dé el espacio para canalizar los sentimientos naturales de pena y tristeza ante la pérdida, agrega.
Cabe mencionar que es importante estar disponible, respetar los espacios de expresión y también de silencio, tener una escucha activa y permitir la expresión de emociones. “El duelo por la pérdida de un ser querido es un camino de altos y bajos, cada persona tiene su ritmo y su forma para enfrentarlo, todos somos distintos, nos hay una forma única de vivirlo”.