Confianza en sí mismos, mejor relación con los demás, aumento de la autoestima, control del peso, superación de enfermedades (asma, diabetes y algunos tipos de cáncer), desarrollo de una personalidad más colaboradora y menos individualista, actitud responsable y respeto, son algunos de los benefi cios que los niños, y también los adultos, pueden lograr con una rutina deportiva. Increíble pero cierto.
Lo más común es que los niños empiecen a practicar alguna actividad física infl uenciados por sus amigos, por las revistas, la televisión o por sus padres. Pero lo que hay que tener en cuenta, ante todo, es que el ejercicio tiene que ser introducido de una forma gradual y que el niño tiene que estar feliz y entretenido.
“Lo más importante es que en esta etapa el ejercicio y el deporte sean recreativos y no competitivos. Este es un período en que los niños deben encontrarle el gusto a la actividad física”, señala el traumatólogo infantil de CLC Roberto Raimann.
A partir de los 6 años se está preparado físicamente para hacer deporte y desde los 7 en adelante, la capacidad de aprendizaje y entrenamiento es increíble y los menores progresan a pasos agigantados. En esta etapa se sienten más fuertes, más valorizados frente a los demás y controlan más sus emociones.
Según la American Heart Association, los niños deben realizar una actividad física entre moderada y enérgica -por lo menos durante 60 minutos- todos los días. Y aunque parezca difícil, hay una serie de medidas que pueden ayudar a que esto se logre: en primer lugar, se les debe reducir el tiempo dedicado a actividades sedentarias (mirar televisión, jugar a los videojuegos o hablar por teléfono).
Por otra parte, los padres deben tratar de ser modelos de vida activa y ofrecer a sus hijos oportunidades de aumentar la actividad física. Hijos de padres sedentarios, sedentarios son. El hábito deportivo se debe ir construyendo día a día y con la participación de toda la familia. Es muy importante jamás obligarlos ni castigarlos si algo sale mal. Y de ninguna forma forzarlos a que practiquen un deporte que no les guste. “Tanto los entrenadores como los papás deben tener mucho cuidado con las exigencias que se imponen a los niños porque muchas veces éstas pueden frustrarlos.
Jamás hay que presionarlos y hay que dejarlos que encuentren el deporte que más les guste”, comenta el doctor.
A un niño tímido le hace mejor una actividad de equipo mientras que a uno más flojo, uno individual que le obligue a esforzarse. Lo fundamental es que a la hora de elegir hay que tener muy claro el carácter del niño y aceptar que es normal que se cambien de un deporte a otro mientras encuentran el que más se ajusta a su personalidad.
Personalidad de los niños
El que no es deportista: este tipo de niño puede que no tenga habilidad atlética o el interés necesario, o ambos.
El deportista promedio: está interesado en el deporte pero no es una estrella y corre el riesgo de sentirse inferior en un ambiente atlético competitivo.
El Atleta: tiene la habilidad atlética, está comprometido con un deporte y probablemente invierta tiempo en practicar y en ser competitivo.
Rechazo a los deportes en equipo
- Hay niños que no lo pasan bien porque se sienten inseguros frente al resto. Algunos niños se alteran y gritan a otros miembros de su equipo o se enojan con ellos cuando cometen errores y eso puede ser muy estresante. O tal vez a su hijo no le gusta la presión de tener que competir con otros equipos: la competencia puede afl orar emociones muy intensas.
- A veces los padres y entrenadores también se toman muy en serio un partido, presionando demasiado a los niños.
Como animar a los poco deportistas
- A algunos niños les da vergüenza hacer deporte porque creen que no son buenos. Busque un rato para practicar juntos. Puede ayudarles a desarrollar confi anza en sí mismos.
- A otros no les gustan los deportes competitivos. Esto no es un impedimento ya que hay deportes que le pueden gustar: natación, bicicleta, yoga, equitación.
- Escoja una actividad apropiada para la edad del niño. De no ser así, puede que el niño se canse o se frustre.
- Los padres deben facilitar las actividades elegidas, brindándoles equipamiento y traslado.
- No transforme el ejercicio en un castigo. Los niños no formarán parte de una actividad que no los divierta.