Tratamiento depende del grado de madurez y grado de curvatura de columna.
La
escoliosis idiopática del adolescente es una curvatura anormal de la columna del menor que no tiene un origen conocido ni se sabe la razón de su aparición.
El
tratamiento de esta condición, depende de varios factores, señala el
doctor Andrés Chahín, traumatólogo de Clínica Las Condes. De hecho, en el último tiempo, la cirugía, el tratamiento indicado para los casos más severos, ha variado en forma significativa gracias a los avances de la medicina.
“El tratamiento de la escoliosis depende de dos factores. Uno es el
grado de severidad de la curvatura de la columna y el
grado de madurez esquelética o potencial de crecimiento en que se encuentra el paciente. Si tiene un alto potencial de crecimiento, si le queda mucho por crecer y tiene una curva grande, lo más seguro es que esta progrese y necesite un tratamiento quirúrgico”, dice el doctor Chahín.
Si, por el contrario, el menor está terminando su crecimiento y tiene una curva de poco valor, lo más probable es que no siga avanzando. En el punto intermedio, si la deformidad es moderada y el menor tiene potencial de crecimiento, una posibilidad de tratamiento es el manejo con órtesis, en este caso, un corsé.
El especialista aclara que la madurez de crecimiento se evidencia en el cartílago de crecimiento de la pelvis, el que se logra ver a través de las
radiografías a la columna que se indican.
¿Cómo es la cirugía de escoliosis?
“
La cirugía de la escoliosis que hoy se indica tiene un manejo del postoperatorio bastante fácil. No es necesario utilizar ninguna órtesis. La operación en sí misma dura a lo menos seis horas y la hospitalización es de cinco días. Tras el procedimiento, el menor puede estar acostado de espalda sin ningún problema.
Al segundo día se puede comenzar a sentar y levantar; al tercer día ya camina y al quinto día sube y baja escalas y ya está listo para irse de alta”, detalla el traumatólogo.
Incluso a las tres semanas de la cirugía, el adolescente puede retornar al colegio y a los tres meses practicar deporte.
Al comienzo reconoce el doctor Chahín,
la cirugía rigidiza al paciente y éste camina como un robot, pero ya en las primeras semanas esta limitación de movimientos va cediendo.
“La cirugía fija la curva de la columna, esta se reduce y se deja alineada, siempre manteniendo la armonía de la silueta de cada paciente para que sea lo más anatómico posible. Esta fijación se logra con tornillos y ganchos y una barra. Estos elementos mantienen la corrección de la curvatura”, explica el traumatólogo.
En la unión de hueso y tornillo se utiliza implante de hueso (proveniente de un banco de hueso) y hueso del propio paciente. “
El objetivo es que los huesos de la columna se integren con el hueso que se agregó de manera que se forme uno solo en las vértebras tratadas. Al cabo de unos dos años, ese hueso que maduró encima es el que hace de cemento definitivo para el resto de la vida.
No es necesario retirar barras y tornillos. Se dejan ahí por siempre. Es muy raro que molesten”, dice el doctor Chahín.