Luego de un tratamiento de una malformación vascular cerebral Antonia quedó con parálisis facial, que le afectaba principalmente el lado izquierdo, tenía asimetría en la sonrisa y espasmos en la mejilla. Por esto, decidió someterse a una cirugía, “fui sintiéndome incómoda con mi cara”, señala.
Antonia Cabrera a sus 15 años sufrió un
accidente cerebro vascular, producto de un
Cavernoma, una
malformación vascular cerebral, que se debió corregir en dos oportunidades. Secuela de las cirugías quedó con una
parálisis facial que le afectaba principalmente el lado izquierdo de la mejilla, con contractura permanente y dificultad para sonreír.
“Fui sintiéndome más incómoda con mi cara y me di cuenta de que en realidad desde la parálisis ya habían pasado dos años y que no había muchos cambios espontáneos. Entonces que me gustaría hacer algo”, cuenta.
Bótox y kinesioterapia para parálisis facial
Antonia fue a una consulta con la
cirujana plástica de Clínica Las Condes, la doctora Susana Benítez, quien le recomendó en una primera etapa iniciar una
rehabilitación con kinesioterapia especializada y la aplicación de
bótox en forma periódica, y evaluar la evolución.
Desde un inicio se consideró la posibilidad de cirugía si la respuesta no era favorable. Es por esto, que la doctora Benítez, luego de ver la evolución de Antonia y su motivación por mejorar, tomaron la decisión de realizar este procedimiento.
Cirugía para la parálisis facial
Lo más difícil para Antonia fue convencer a su entorno, su papá y amigos, de que los
resultados de la cirugía para la parálisis facial iban a ser naturales y que esto no solo tenía un fin estético. “Es una operación reconstructiva, no es algo estético, porque quiero ser más linda y ya”, explica.
Finalmente, decidió operarse en diciembre de 2017, de
una reanimación facial con unión del nervio facial dañado al nervio maseteriano, una técnica que la doctora Benítez le recomendó, por haber sufrido parálisis facial en ambos lados de su cara.
“El
nervio maseteriano es un nervio que participa en la inervación de músculos de masticación y que en esta técnica se secciona y se une al
nervio facial que está dañado para estimular los músculos que producen la mímica facial. De esta manera, un nervio sano como el maseteriano suple a función del nervio dañado, en este caso el nervio facial uniéndolos mediante técnicas microquirúrgicas bajo sutura con magnificación con lupas o microscopios”, explica la
Dra. Susana Benítez, cirujana plástica del departamento de Cirugía Plástica y Reconstructiva de Clínica Las Condes.
Era una cirugía compleja, pero que Antonia estaba totalmente confiada, por la cercanía que tuvo con la doctora. “Ella estaba preocupada. Me escribía para saber cómo estaba, si tenía alguna pregunta. Entonces, cuando entré a la operación estaba tranquila”, asegura.
Recuperación de la cirugía para la parálisis facial
La recuperación de la cirugía para la parálisis facial fue exitosa y rápida, en cuanto a la cicatrización. “No tuve casi nada de dolor. Lo que me pasó es que me hinché, estuve hospitalizada como 3 días, de ahí me fui a mi casa y fue todo muy fácil y tengo que hacer ejercicios casi todos los días, harto, pero como es responsabilidad mía, no ha sido para nada complicado”, cuenta Antonia.
Las expectativas fue uno de los temas que tuvieron que tratar con el equipo médico de Clínica Las Condes. La doctora explica que la recuperación de la movilidad se va logrando lenta y progresivamente y requiere una colaboración importante de parte del paciente en conjunto con un programa especializado de kinesioterapia. “En el caso de Antonia, ella es una paciente especialmente comprometida con todo su proceso de rehabilitación y muy entusiasmada, lo que indudablemente favorece los resultados”, señala, y Antonia agrega: “vamos bien”.