Es posible retardar el tiempo de fragilidad de los adultos mayores.
Es muy probable que vivas más años que tus padres y ellos más que tus abuelos. El
desarrollo del país ha permitido que los chilenos vivamos más. Es más, para un niño que nace hoy en Chile, la
esperanza de vida al nacer ya supera los 80 años. Es por eso, además de llevar un estilo saludable desde que siempre, es importante que seamos capaces de entender un nuevo concepto:
compresión de la morbilidad.
El
doctor Carlos García, geriatra de Clínica Las Condes, dice que cuando somos mayores uno de los objetivo es ir decidiendo con sabiduría
cuándo solicitar ayuda a los demás,
delegar responsabilidad y
dejarse cuidar por los otros.
“Un concepto de la Geriatría es el de
“compresión de la morbilidad”, esto significa que con una vida saludable es posible retardar y posponer la pérdida de
autonomía hasta edades muy avanzadas, por lo que el periodo de fragilidad se haría muy corto”, explica.
Cuando ese tiempo de fragilidad llega, entonces en forma progresiva la familia y los seres queridos se involucran en ese cuidado. Que los familiares y seres queridos acompañen a los mayores en sus tareas diarias, los apoyen y los hagan sentir importantes es fundamental y contar con la ayuda profesional para hacerlo, también.
Un
geriatra puede entregar consejos de acciones preventivas que eviten la aparición de enfermedades o intentar disminuir la velocidad de progresión de las que ya existen.
Evitar la
“polifarmacia” es otra de las acciones necesarias. Es probable que para atender las enfermedades crónicas o ciertas dolencias que aparezcan después, la persona deba ingerir varios medicamentos y todos indicados por distintos especialistas. Para eso, el geriatra revisa en forma sistemática los medicamentos que se le indicaron y puede aconsejar retirar algunos fármacos innecesarios.
Además, el médico puede entregar a los familiares recomendaciones y consejos específicos relacionados con la alimentación de ese adulto mayor, actividad física, estímulo cognitivo, acompañamiento y necesidad de cuidado progresivo, incluso cuando hay que pensar en la posibilidad de una casa de reposo o un hogar más protegido.