Desde el año 2014, la Federación Mundial de Neurología (WFN, por sus siglas en inglés) acordó que cada 22 de julio se proclamara el Día Mundial del Cerebro. ¿El objetivo? Dar importancia a la salud cerebral y concientizar a la sociedad sobre cómo prevenir y cuidar este órgano.
Este año, el Día Mundial del Cerebro está dedicado a la
Esclerosis Múltiple (EM), una enfermedad neurológica que afecta a 2,8 millones de personas de todas las edades en todo el mundo. Se estima que cada cinco minutos, alguien recibe este diagnóstico. En Chile, se calcula que la prevalencia es de 12 personas con EM por cada cien mil habitantes.
La
esclerosis múltiple es una enfermedad del cerebro y del sistema nervioso central (médula espinal) que en la medida en que avanza provoca discapacidad. En términos sencillos, en quienes padecen esta enfermedad, es el propio sistema inmune el que ataca la mielina, una sustancia que protege como si fuera una vaina envolvente a las neurona y fibras nerviosas, generando problemas de comunicación entre el cerebro y las partes del cuerpo que reciben estas órdenes eléctricas.
Dependiendo del nivel de la lesión, se pueden presentar problemas visuales y dificultades de movimiento hasta que se pierde la capacidad de caminar. Los síntomas son muy diversos progresivos, pero puede pasar un largo tiempo antes que aparezcan síntomas nuevos. Se puede iniciar con la pérdida de visión, falta de fuerza o adormecimiento en brazos y piernas.
Definida como una enfermedad autoinmune crónica, la EM es más frecuente en las mujeres y hasta ahora, no tiene una cura definitiva. Los tratamientos existentes, están dirigidos una recuperación más rápida de las crisis y el control de los síntomas.
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doctora Jacqueline Scherpenisse, neuróloga de Clínica Las Condes. y especialista en esta enfermedad, señala que la EM tiene un origen multifactorial. “Se ha determinado factores de vulnerabilidad genética sumado a factores ambientales en época de la vida infanto juvenil como baja de vitamina D, virosis (infección por virus Epstein Barr) y ambiente tabaquismo, e incluso obesidad”.
Respecto del tratamiento, la especialista explica que existen varios medicamentos. “Se pueden agrupar en medicamentos de primera Línea y segunda línea para los casos más agresivos, existen también terapias biológicas y drogas más efectivas. Estás terapias has generado un cambio en la evolución natural de la enfermedad, logrando frenar la evolución progresiva al disminuir la inflamación, para esto debe ser un tratamiento apropiado y precoz”.