Para evitar accidentes por inmersión, queremos que los niños aprendan a nadar lo antes posible. Sin embargo, sólo a partir de los 5 años ellos adquieren cierta capacidad de reacción en el agua.
Aproximadamente 200 niños entre uno y cuatro años mueren anualmente en Chile por inmersión y 700 resultan con daños neurológicos, siendo ésta una de las principales causas de accidentes en pequeños (en especial los menores de seis años). “Es sumamente importante tener claro que los niños se ahogan en silencio, por lo que es fundamental que SIEMPRE haya un adulto vigilándolos”, afirma el pediatra y experto en seguridad infantil de CLC, doctor Carlos Hinzpeter.
La idea que todos tenemos de enseñarles a nadar a nuestros hijos “lo antes posible” para relajarnos frente al tema de las piscinas, no es una solución real. A temprana edad, los niños no desarrollan ninguna capacidad especial en el agua y que vayan a clases de natación o traten de aprender con los padres sólo se puede tomar como una entretención o juego.
Por esta razón, el doctor no recomienda que se les enseñe a nadar antes de los tres o cuatro años, ya que tragan mucha agua (intoxicación hídrica) y pueden sufrir enfermedades por la diversidad de bacterias que ingieren. Además, asegura que antes de los cinco años, los niños y los padres, crean una falsa sensación de familiaridad con el agua por lo que al momento de caerse en una piscina, no son capaces de reaccionar y se ahogan de igual manera.
Recomendaciones
El especialista considera que “idealmente” los padres no debieran tener piscina en su jardín hasta que los niños tengan cinco años, ya que son la causa número uno en asfi xias por inmersión. Sin embargo, para aquellos que sí tienen, hay que tener claro que el hecho que un niño sepa nadar no es sinónimo de seguridad en el agua: se pueden ahogar al caer en ella al asustarse o confundirse.
Dentro de las recomendaciones para evitar accidentes en las piscinas, el pediatra destaca que: SIEMPRE se debe tener una reja de protección y la mayor cantidad de medidas de seguridad posibles; a los niños se les debe enseñar desde pequeños a respetar el agua y los peligros que corren si no existe una adulto que los supervise; nunca dejar a un niño sólo cerca de una piscina; mantener los juguetes alejados del borde, para que no se acerque a buscarlos; no permitir triciclos, bicicletas y carretones en la orilla, ya que pueden producir accidentes; desinflar o vaciar las piscinas plásticas luego de su uso y mantener un teléfono próximo para emergencias.
En el caso de que un niño haya sufrido asfixia por inmersión, se sugiere realizarle reanimación en la orilla de la piscina, ya que está comprobado que tiene mejor pronóstico vital y neurológico que si el menor es trasladado a la clínica y es atendido luego de 10 o 15 minutos. Por esta razón, se recomienda que los padres o adultos tomen cursos de reanimación.
Por último, “si un niño se perdió dentro de la casa, lo primero que se debe hacer es ir a la piscina y verifi car en el fondo de ella, ya que esos minutos pueden marcar la diferencia”, concluye el doctor.
La reja de la piscina
- Tiene que separar completamente la piscina del resto de la casa.
- Tener 4 lados, no incluyendo las eventuales paredes.
- Tener al menos 120 cm. y sin elementos horizontales que permitan escalar.
- Máximo 10 cm. entre los barrotes.
- No debe tener puerta y si la tiene, debe tener mecanismo de cierre y chapa automática que funcione bien.
- La chapa no debe estar a la altura de un niño.
Con la colaboración del Departamento de Pediatría de CLC. Carlos Hinzpeter.