En casos más complejos se requiere hospitalización. ¿Cómo identificarlo?
El
síndrome nefrítico o
glomerulonefritis aguda es una enfermedad renal caracterizada por la aparición aguda de
sangre en la orina (hematuria),
edema (hinchazón) e
hipertensión arterial.
Las causas más frecuentes son infecciosas, siendo la más común la estreptocócica -germen que produce amigdalitis aguda, infecciones de piel o neumonía-, entre otras.
“Las glomerulonefritis también pueden ser primarias o la presentación clínica de una enfermedad sistémica como el lupus u otras vasculitis. Estas últimas tienen un factor inmunológico involucrado habitualmente”, explica la doctora
Viola Pinto, nefróloga pediatra de Clínica Las Condes.
Además de la sangre en la orina y los síntomas mencionados anteriormente, el antecedente de una
amigdalitis reciente o una herida de piel infectada pueden sugerir que detrás de ellos está el síndrome. “Hay formas más agresivas de la enfermedad que pueden llevar a un compromiso de la función renal”, sostiene la doctora.
Diagnóstico del síndrome nefrítico
Frecuentemente, los exámenes muestran presencia de sangre y proteínas en la orina (proteinuria leve o moderada) y disminución del volumen urinario (oliguria).
El factor de riesgo de la glomerulonefritis postestreptocócica, la más frecuente, es la infección faringoamigdaliana o de piel no tratada. También puede ser alguna otra infección no diagnosticada a tiempo o no tratada. “Las glomerulonefritis primarias o asociadas a una enfermedad sistémica, los factores de riesgo no están bien reconocidos, si bien puede haber una predisposición genética”, dice.
El síndrome nefrítico se diagnostica con la sospecha clínica, los antecedentes y exámenes de laboratorio. “Es indispensable evaluar el
compromiso de la función renal, solicitando un perfil bioquímico o creatinina plasmática”, indica.
Su versión aguda requiere de hospitalización, para observar el comportamiento de la enfermedad y tratar las complicaciones. La hipertensión se trata con diuréticos y otros fármacos hipotensores y erradicación del germen causal con antibióticos. Otras medidas dependerán de la etiología de la enfermedad y las complicaciones.
“La
glomerulonefritis post infecciosa habitualmente es un episodio aislado, de evolución limitada y que anda bien con el reposo, manejo de la hipertensión y erradicación del agente causal. Más que reaparecer, hay pacientes que pueden presentar un curso más agresivo, con compromiso de la función renal, que requiera de un tratamiento más agresivo”, explica.
Los
síndromes nefríticos asociados a enfermedad sistémica pueden transformarse en una enfermedad crónica. Puede presentar complicaciones como crisis hipertensiva, edema pulmonar e insuficiencia renal.