La visita al urólogo para los hombres es tan importante como la visita anual que las mujeres deben hacer al ginecólogo. Un hábito que puede prevenir una serie de enfermedades que podrían llegar a tener grandes complicaciones.
A partir de los 40 años es importante que los hombres se realicen una serie de controles anuales con el urólogo para descartar o detectar a tiempo enfermedades como hiperplasia benigna o cáncer de próstata.
Con la ayuda de los especialistas de
urólogía de Clínica Las Condes, te contamos cuáles son las patologías más comunes.
1. Prostatitis aguda
La
prostatitis o inflamación de la próstata provoca síntomas como la
inflamación de la vía urinaria, un aumento de la frecuencia miccional y un deseo urgente de ir al baño, sobre todo en la noche, a lo que se agrega ardor, dolor en la zona baja del abdomen y periné.
Se trata de cuadro infeccioso de cuidado, producido por gérmenes que se alojan en la próstata y que han ingresado a través de la vía urinaria. Si no es tratado de forma adecuada puede llegar a ser mortal.
Afecta principalmente a hombres
a partir de los 35 años, habitualmente sexualmente activos y no es una enfermedad que se pueda prevenir. Sobre los 50 años aumenta su frecuencia en asociación al crecimiento benigno de la próstata, ya que puede favorecer las condiciones para el desarrollo de la infección.
2. Hiperplasia benigna prostática (HBP)
Se trata del
crecimiento benigno de la parte central de la próstata, lo que comprime la uretra provocando una obstrucción y dificultad en el vaciamiento de la vejiga. Afecta a más del 50% de los hombres mayores de 50 años y la mitad de ellos requiere tratamiento.
No se conoce la causa específica de la
hiperplasia benigna, pero es importante saber que no tiene relación con el cáncer prostático.
Los
síntomas de la HBP pueden ser obstructivos o irritativos. Dentro de los primeros están la dificultad en el inicio y durante la micción, el flujo urinario débil e interrumpido y el goteo terminal. Los síntomas irritativos son el aumento de la frecuencia urinaria diurna y nocturna, la urgencia miccional y la sensación de vaciamiento vesical in- completo, los que tienen que ver con el deterioro funcional que sufre la vejiga debido a la obstrucción.
Para
confirmar el diagnóstico se realizan distintos exámenes como evaluación de la próstata a través del
tacto rectal, ecografía pelviana, medición del flujo urinario y evaluación del residuo urinario post micción, además de exámenes de orina y
antígeno prostático específico medido en sangre.
El
tratamiento para la HBP se indica según la sintomatología del paciente y los resultados de los exámenes, pudiendo ser farmacológico o quirúrgico.
En caso de necesitar una
cirugía, actualmente existen técnicas poco invasivas como la vaporización protática selectiva por
láser verde vía transuretral, intervención en la que Clínica Las Condes ha sido pionera en Latinoamérica. También pueden utilizarse otras técnicas más convencionales, por lo que la elección del tratamiento más adecuado debe ser conversada con el urólogo.
Además, próximamente estarán disponibles en nuestro país tratamientos intermedios mínimamente invasivos, que consisten en el levantamiento de la uretra prostática o la terapia térmica con vapor de agua, lo que tienen resultados más rápidos que el tratamiento farmacológico y recuperación más rápida que la cirugía.
3. Cálculos renales
Literalmente, son “piedras” que se forman en el riñón a partir de componentes de la orina. Estos cálculos pueden ser tan pequeños como un grano de arena o alcanzar un tamaño como la mitad de la palma de una mano.
La mayoría de los
cálculos en los riñones no causan mayores síntomas y se eliminan sin que el paciente se dé cuenta, sin embargo, algunas veces quedan atascados en las vías urinarias produciendo mucho dolor, lo que se conoce como
cólico renal. En estos casos es necesario acudir al médico para evaluar el tratamiento a seguir.
La mejor opción dependerá del tamaño del cálculo, localización y de las molestias del paciente. Entre las alternativas están:
- Litotricia extracorpórea: un procedimiento poco invasivo, de muy rápida recuperación y bastante eficaz.
- Cirugía endoscópica con uso de láser para realizar litotricia intracorpórea, permitiendo tratar cálculos a cualquier nivel.
- Cirugía percutánea, en la que los cálculos se destruyen y extraen a través de un tubo de 10 mm o menos y que se instala di- rectamente a través de la espalda hacia el riñón.
El principal
método de prevención para los cálculos renales es estar siempre bien
hidratado para mantener la orina diluida y evitar que se concentren y cristalicen las sustancias que forman estas piedras en los riñones. Otra medida eficaz es
reducir la ingesta de sodio en la dieta, lo cual ayudaría a disminuir la eliminación de calcio en la orina. Al contrario de lo que muchos piensan, la ingesta de calcio debe mantenerse en el rango recomendado para la población general, es decir, 1.000 a 1.200 mg/día, lo que equivale a 2 o 3 porciones lácteas diarias.
4. Cáncer de próstata
Es el
tumor maligno que afecta con mayor frecuencia al sistema urogenital. Según cifras de la Corporación Nacional del Cáncer (CONAC), en nuestro país cada año mueren cerca de 2 mil hombres por esta patología, pasando a ser la segunda causa de muerte por cáncer entre la población masculina. Se presenta especialmente después de los 50 años y en aquellos hombres con antecedentes familiares de la enfermedad.
El
diagnóstico precoz es de extrema importancia, ya que permite detectar tumores asintomáticos y en etapas tempranas de su evolución, los que son curables con el tratamiento adecuado. Para ello, el control anual es fundamental.
El diagnóstico se realiza a través del
tacto rectal o palpación digital de la próstata, además de un examen de sangre para medir el
antígeno prostático específico. Si este está elevado, permite sospechar la presencia de la enfermedad, lo que se confirma mediante una biopsia prostática.
En ese caso, el tratamiento dependerá de cada paciente en particular, considerando distintas variables. Puede consistir en cirugía, radioterapia y hormonoterapia, los que pueden aplicarse solos o en forma combinada, dependiendo de cada caso.
5. Cáncer de vejiga
El
cáncer de vejiga es relativamente común, que se manifiesta en especial en fumadores, ya que
el tabaco es el factor de riesgo más claro para esta enfermedad. Sin embargo, también puede afectar a no fumadores y es más frecuente en hombres mayores de 40 años.
Su diagnóstico y tratamiento precoz son fundamenta- les en el pronóstico de la enfermedad. El síntoma más frecuente, y sobre el cual hay que estar alerta, es la
presencia de sangre en la orina y, en algunas oportunidades, pueden existir
molestias urinarias como ardor y aumento de la frecuencia miccional sin relación con una infección urinaria, aunque también puede aparecer sin ningún síntoma y ser solo un hallazgo en otros exámenes de rutina realizados como parte de chequeos preventivos o por otras razones médicas.
Por eso, y debido a su relación con el tabaquismo, se recomienda que los fumadores se hagan al menos un examen de orina al año.
6. Cáncer de riñón
El
cáncer de riñón es el tercero en frecuencia entre los tumores malignos del aparato urgenital después de los de próstata y vejiga. En su gran mayoría son originados en el riñón mismo, aunque excepcionalmente pueden ser extensión de tumores
de otros órganos.
De no ser tratado en forma oportuna puede ser mortal, pero si se diagnostica en la etapa inicial tiene una alta probabilidad de sobrevida.
En sus
etapas iniciales es raro que provoque síntomas, por lo que una importante proporción de los casos son detectados como hallazgo en una revisión de rutina o por un problema no relacionado.
El
tratamiento dependerá del grado de extensión del tumor y de la condición de salud general del paciente. En etapas localizadas el tratamiento es quirúrgico, para lo que actualmente por lo general se utiliza la técnica laparoscópica convencional o asistida por robot. Sin embargo, la cirugía abierta sigue siendo una opción en algunos casos. La intención es siempre cuando sea posible, extirpar sólo el tumor y preservar el resto de riñón sano.
7. Disfunción sexual
Para que la función sexual masculina funcione de manera correcta se necesita que una serie de mecanismos vasculares, neurológicos, hormonales y sicológicos se encuentren operando, individual y sincrónicamente, en forma normal.
El deterioro de una de estas funciones producirá la alteración en alguna de las
fases de la respuesta sexual, lo que puede provocar un importante impacto en la calidad de vida del paciente, su pareja y en su entorno familiar.
Por eso es importante consultar con un especialista ante la presencia de cambios o problemas para llevar una vida sexual satisfactoria. De esta forma se pueden analizar los distintos tratamientos disponibles, que pueden ser medidas terapéuticas, quirúrgicas o psicológicas.
8. Incontinencia urinaria
Consiste en la
pérdida involuntaria de orina debido a alguna alteración en el funcionamiento del aparato vésico-esfinteriano.
Si bien se da mayormente en las mujeres, esta patología también es muy frecuente en los hombres, aunque rara vez se habla de ella, pudiendo deteriorar de manera importante la calidad de vida de quienes la padecen.
Contar con un diagnóstico preciso permite planificar un tratamiento apropiado, con las mejores probabilidades de éxito.