Para Rodrigo Jarpa, especialista en sexualidad humana y paciente sometido a una vasectomía, la cirugía ha sido una buena decisión de pareja, sobre todo, porque hoy ya no se preocupa por un embarazo no deseado, mientras que su mujer se liberó del uso de hormonas.
Rodrigo Jarpa es psicólogo y doctor en sexualidad humana. Próximo a cumplir 10 años de matrimonio, es padre de dos pequeños: Emilia, de seis años, y Clemente, de cuatro. Es también uno de los hombres que decidieron tomar la
responsabilidad del control natal en sus manos y se sometió a una
vasectomía, una cirugía en la que se cortan los conductos deferentes que llevan los espermatozoides a la próstata para que se unan al semen.
“Son varias las razones que me llevaron a tomar esta opción, pero fundamentalmente tiene que ver con la
decisión consciente y en pareja de no tener más hijos. Me acomodaba la idea de acceder a un método de planificación familiar seguro, simple y en el que la responsabilidad no tuviera que estar puesta fundamentalmente en mi mujer”, señala.
A su juicio, lamentablemente, son las mujeres quienes mayormente asumen esta responsabilidad de manera individual, “mientras los hombres miramos como espectadores. Con la decisión de someterme a una vasectomía, ella se liberó del uso de hormonas y de todo lo que eso implica”, indica el psicólogo.
Antes de decidirse, se informó mucho sobre la cirugía, lo que le permitió saber que sí era el método ideal y que no debía sentir temor. La confianza plena en su médico también le permitió enfrentar el procedimiento de manera tranquila y segura.
En torno a este procedimiento, reconoce Rodrigo Jarpa, existen muchos mitos y los pudo confirmar con sus amigos más cercanos cuando comentó su decisión. “Algunos decían que
afecta el desempeño sexual, que es algo doloroso o que uno deja de eyacular. Todas estas ideas dan cuenta de la poca información que manejamos al respecto en nuestro país”, dice.
En su caso, no hubo dolor. Apenas unas molestias durante los dos primeros días. “A las cuatro horas de hacerme la vasectomía estaba sentado en un restorán, almorzando con mi familia. No tuve ningún dolor ni durante ni después”, señala. Lo que sí reconoce un cambio en su sexualidad y “se relaciona con el relajo de no tener que preocuparse de un posible embarazo no deseado”.
En todo el mundo, existen más de 30 millones de hombres vasectomizados, pero en nuestro país esta cirugía no es tan frecuente. ¿La razón? Según Rodrigo, cree que esto tiene relación con la falta de información a nivel de políticas públicas y todos los mitos asociados, como que es un procedimiento complejo, doloroso, que puede afectar la sexualidad o que es muy costoso. A eso se suma que en realidad el “sexo fuerte es bastante más cobarde a la hora de entrar a un pabellón”, dice irónicamente.
Hoy día, después de la cirugía, el psicólogo reconoce que probablemente, si hubiera sido él quien por años debiera haber recurrido a los anticonceptivos hormonales, como su mujer, diría que la vasectomía le cambió la vida. “Creo que tomamos una muy buena decisión y la recomiendo absolutamente. De hecho, ya tengo a varios amigos decididos a hacérsela”, confiesa.