¿Qué son los dolores del crecimiento?
25 de septiembre, 2018
·Tratamiento y Recuperación
No hay estudios que demuestren que en realidad se producen por el estiramiento de los huesos. ¿Cuáles son los síntomas?
Son dolores en las piernas, que se presentan, en general, en la noche y en niños desde los 3 a los 12 años, concentrándose la mayoría cerca de los 5 ó 6 años. Se les llama dolores del crecimiento, pero en realidad, no hay pruebas de que sean provocados por el estiramiento de huesos.
Así lo sostiene la doctora Marcia Salinas, traumatóloga infantil del Centro Médico de Peñalolén de Clínica Las Condes. “Los dolores que afectan a los niños, denominados dolores de crecimiento son una entidad frecuente en la práctica traumatológica que se ha relacionado por mucho tiempo con el ritmo de crecimiento que pueden tener los niños. Generalmente, se da en niños sanos, con tendencia a la hiperactividad”, sostiene.
Se caracterizan por dolores en las extremidades inferiores, de tipo simétrico, habitualmente en las noches o cuando ya no están en movimiento, y que ceden en poco tiempo, habitualmente por masajes o algún medicamento.
“Los diversos estudios que se han realizado en esta área han llegado a la conclusión de que no existe una relación entre estas molestias y el crecimiento. Algunos trabajos -no comprobados- hacen mención a la membrana que envuelve al hueso (periostio), que al estirarse produciría dolor. Otra teoría implicaría dolor por contracturas musculares”, señala.
La causa de estas molestias sería multifactorial, involucrando tanto factores mecánicos o de hiperlaxitud articular, como un umbral del dolor disminuido, lo que conlleva mucha angustia en los padres y termina por acrecentar la molestia en los niños.
El diagnóstico de estas molestias es clínico y, en general, no se necesitan exámenes adicionales. Si se toman por precaución o duda diagnóstica, son normales, por lo que cualquier alteración que se encuentre en algunos de ellos, debiera hacer pensar en otra patología.
“Una vez establecido el diagnóstico, el tratamiento debe orientarse a medidas conservadoras tales como el uso de analgésicos, masajes, ejercicios de elongación antes de acostarse, baños tibios, entre otros. Cabe mencionar que al niño siempre se le debe mostrar la calma de los padres, paciencia, transmitiendo la misma tranquilidad hacia el hijo(a)”, dice.
En general el dolor cede con medidas generales y al otro día los niños, corren, juegan o saltan igual que siempre.
Sí se debe consultar cuando el dolor es asimétrico (afecta un lado más que el otro) y el niño persiste con molestias durante el día; cuando se asocia aumento de volumen (o inflamación) de algún sector con algunos síntomas sistémicos (como fiebre, decaimiento, etc.), ya que se deben excluir otras patologías tales como neoplasias, artritis idiopática juvenil y problemas ortopédicos, entre otros.