Los seres humanos logramos regular nuestra temperatura a través de la transpiración.
Es natural que cuando realizamos algún ejercicio como correr, subir rápidamente las escaleras o caminar al aire libre expuesto al sol,
nuestra cara, manos y axilas se humedezcan. Incluso, cuando nadas, también se produce sudoración. También sucede cuando estás expuesto a situaciones que te producen estrés o nerviosismo. Ese es el sudor, una reacción de nuestro metabolismo frente a ciertos estímulos que busca que sigamos funcionando con normalidad.
El
doctor David Lazo, cirujano de tórax de Clínica Las Condes, explica que para que nuestro organismo funcione bien necesitamos tener una temperatura corporal adecuada. “La función de la sudoración es poder disminuir la temperatura a través de la evaporación”, señala.
“Sudamos por todo el cuerpo. Pero más en aquellas zonas donde tenemos
glándulas sudoríparas como las axilas, el torso, el pecho, la cabeza, las palmas de las manos y las plantas de los pies”, dice el especialista.
El problema surge cuando esta sudoración es excesiva y complica el que hacer de una persona. Cuando se trata de una sudoración que está por sobre lo normal, entonces se habla de
hiperhidrosis. Hombre, mujeres, niños, de todas las razas pueden sufrirla, se estima que entre el 2y el 3% de la población sufre de sudoración excesiva de algún tipo.
Si la sudoración es excesiva o no, “depende mucho de la apreciación personal que tiene cada persona y las condiciones culturales de cada país”, explica el doctor Lazo. “Hay casos extremos de personas que sudan cinco litros al día, es raro, pero se da”, agrega.
Otras que se deben cambiar varias veces las camisas, blusas o poleras, cajeros de banco que rompen los billetes, personas que escriben y rompen las hojas, manipuladores de alimento que no pueden tolerar los guantes, madres que se les mojan las manos y se les resbala los hijos al tomarlos, técnicos electrónicos que dañan los equipos que están arreglando, individuos que manejan y se les suelta el volante con la transpiración de las manos. En todos esos casos, se habla de hiperhidrosis.
En general, se conocen
cuatro tipos de hiperhidrosis: la generalizada en que el paciente suda por completo (de pies a cabeza); la localizada en que sudan especialmente la cara, axila, manos y pies, las hiperhidrosis secundarias que surgen como consecuencia de otra enfermedad como el linfoma, la tuberculosis y la primaria, en la que no se sabe cuál es la razón del exceso de sudor, pero es localizada.
Si eres de aquellas personas a las que el exceso de sudor las complica, acércate a Clínica Las Condes y consulta con un especialista. Tu caso, puede tener solución.