El 14 de noviembre se conmemora el Día Mundial de la Diabetes, una enfermedad que aumenta cada año en el mundo entero y que puede implicar graves consecuencias si no se trata a tiempo. La Clave está en la prevención. Conoce más detalles de esta patología aquí.
Según cifras de la
Organización Mundial de la Salud, entre los años 2000 y 2016 hubo un incremento del 5% en las muertes prematuras debido a la
diabetes en alguno de sus a nivel mundial. En nuestro país, la prevalencia de personas con
diabetes tipo 2 o sospecha de tenerla fue del 12,3% según la última Encuesta Nacional de Salud (2017).
“La
diabetes mellitus es un desorden metabólico crónico, caracterizado por niveles persistentemente elevados de glucosa en la sangre debido a una alteración en la secreción y/o acción de la
insulina. El mayor problema, es que se trata de una enfermedad “silenciosa”, que no da mayores síntomas hasta que está muy avanzada y que, en su gran mayoría, se asocia a factores de riesgo como obesidad, sobrepeso e inactividad física, pudiendo tener graves consecuencias para la salud como ceguera, insuficiencia renal y accidentes cerebrovasculares, entre otros. Por eso, se considera uno de los principales problemas de salud a nivel mundial”, explica la
doctora Patricia Gómez, diabetóloga de Clínica Las Condes.
Si además tomamos en cuenta que en Chile un 39,8% de la población tiene
sobrepeso y un 31,2% tiene
obesidad, sin duda se trata de un tema al que se debe estar atento.
Diabetes: la otra consecuencia del COVID-19
Por otro lado, estudios recientes han descubierto que algunas personas infectadas por
COVID-19, sin antecedentes previos de diabetes, han desarrollado posteriormente la enfermedad. Sin embargo, aún hay que esperar para conocer cuál será la evolución de estos casos, así como también continuar con las investigaciones para esclarecer la causa de su aparición en estos pacientes.
Mientras tanto, los especialistas hacen un llamado a la prevención y a mantener los controles para evitar las complicaciones en caso de ya tener confirmado el diagnóstico, más aún si, debido a la pandemia por CO- VID-19, se postergó alguna consulta.
Síntomas de diabetes
Hay cuatro
señales a las que se debe poner atención ya que su aparición puede significar la presencia de la enfermedad:
- Polidipsia: sed excesiva.
- Poliuria: aumento en la cantidad de orina.
- Polifagia: ingesta de alimentos aumentada.
- Baja de peso inexplicada.
Sin embargo, estos
síntomas pueden no estar presentes en todos los casos, por lo que los
grupos de riesgo, especialmente en el caso de la diabetes tipo 2, deben estar aún más alerta. Dentro de este grupo están:
- Personas con antecedentes familiares de la enfermedad.
- Mayores de 50 años.
- Personas sedentarias, con sobrepeso u obesidad.
- Pacientes con antecedentes de resistencia a la insulina o haber tenido la glicemia elevada anteriormente.
- Pacientes con enfermedades como hipertensión arterial, dislipidemia (alteración del colesterol y/o triglicéridos), hígado graso.
- Quienes hayan sufrido diabetes en un embarazo o haber tenido un recién nacido de más de 4 kilos de peso al nacer.
Cómo prevenir Diabetes tipo 2
- Mantener un peso adecuado, a través de una alimentación saludable, evitando los alimentos ultra procesados.
- Realizar actividad física aeróbica y de resistencia al menos 150 minutos a la semana (idealmente 300 minutos a la semana), lo que se puede dividir, inicialmente, en media hora de lunes a viernes o 50 minutos 3 veces a la semana.
- Evitar el consumo de tabaco.
- Consultar en forma oportuna si se presentan alguno de los factores de riesgo.
Cómo prevenir Diabetes tipo 1
Por ser una enfermedad autoinmune, no se puede prevenir, pero sí es importante mantener ciertos cuidados para evitar complicaciones, al igual que la diabetes tipos 2. Estos son:
- Mantener el nivel de azúcar en la sangre bajo control.
- Consumir alimentos que ayuden a alcanzar el peso ideal.
- Hacer ejercicio con frecuencia.
- Tomar los medicamentos según las indicaciones médicas.
- No fumar.
- Evitar el exceso de alcohol.
- Examinar y cuidar los pies en forma periódica.
- Mantener los controles con el especialista.
- Realizar los exámenes necesarios para diagnosticar a tiempo enfermedades en los ojos, riñones y vasos sanguíneos.
- Mantener la presión sanguínea controlada.
- Mantener controlado el nivel de grasas en la sangre (lípidos o colesterol).