Se trata de una patología crónica que puede afectar considerablemente la salud y calidad de vida de las personas si no se trata a tiempo y de forma adecuada.
La
Enfermedad Inflamatoria Intestinal (EII) no es una sola enfermedad, sino un conjunto de manifestaciones clínicas, consecuencia de la
inflamación crónica del tubo digestivo. Las dos patologías que se definen como EII, son la
colitis ulcerosa y la
enfermedad de Crohn.
“La
EII se produce por una
desregularización del sistema inmune, debido a una sobrerreacción persistente frente a -probablemente- la
microbiota, que es el conjunto de microorganismos que habitan nuestro tubo digestivo, particularmente el colon. Esto se traduce en daño en las paredes del intes- tino, que es lo que determina finalmente los síntomas de la EII”, explica el doctor
Gonzalo Pizarro, gastroenterólogo CLC.
El especialista agrega que, si bien no se conoce con exactitud qué produce esta desregularización, sí se sabe que hay un componente genético y que el estilo de vida también puede influir como, por ejemplo, el uso excesivo de antibióticos, la contaminación ambiental y el tabaquismo, entre otros factores.
Sin embargo, la buena noticia es que, con un adecuado diagnóstico y control médico, es factible llegar a
controlar los síntomas y el daño producido por la inflamación.
El
tratamiento de la
EII, cuya finalidad es restaurar la calidad de vida de quienes tienen esta condición, dependerá de cada caso en particular y para eso se toman en cuenta factores como la severidad de la enfermedad, dónde está localizado el daño en el organismo y condiciones propias de cada paciente como edad, comorbilidades, etc.
Puede incluir tanto
medicamentos orales como otros que se administran en forma endovenosa o subcutánea, como es el caso de la terapia biológica, que está cubierta por la Ley Ricarte Soto. En algunos casos, puede ser necesaria una cirugía, en la cual se secciona el segmento afectado con la finalidad de disminuir la carga de enfermedad.
Conoce y diferencia los síntomas
En la colitis ulcerosa:
- Deposiciones de menor consistencia que lo habitual más blandas o liquidas mezcladas con sangre y/o mucosidad.
- Aumento de la frecuencia defecatoria. Defecar por las noches.
- Urgencia defecatoria. Sensación de no poder defecar o pujo.
En la enfermedad de Crohn:
- Dolor abdominal, náuseas y/o vómitos.
- Aumento de la frecuencia defecatoria.
- Disminución de la consistencia de las deposiciones (pastosas o líquidas), sin necesariamente presentar sangrado.
Lesiones en el área que rodea el ano que generan dolor y molestias, como fístulas o abscesos perianales.
- Baja de peso.
- En ambos casos, es común que estas señales se acompañen de dolor abdominal, el que puede variar en intensidad dependiendo de cada paciente.
Si tienes alguno de estos síntomas, es
importante consultar con un gastroenterólogo especialista en EII.
El Programa de Enfermedad Inflamatoria Intestinal CLC incluye un equipo integral de enfermeras clínicas, radiólogos, patólogos, nutriólogos, obstetras especialistas en medicina maternofetal, psicólogos y una kinesióloga que, en un trabajo conjunto y de una manera comprensiva, logran un adecuado diagnóstico, siendo capaces de generar un plan personalizado de tratamiento de la EII, permitiéndole al paciente alcanzar un adecuado control de su enfermedad y así mejorar su calidad de vida.